165-Curso de autoestima

165-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=O0WKCm97Gw4

165. Conciencia Colectiva

Autoestima 165- Conciencia colectiva – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

“Dos cosas son infinitas: el universo y  la estupidez humana; y no estoy seguro sobre el universo”.

– Albert Einstein.

Todos los acontecimientos, todas las experiencias tienen como propósito la creación de la oportunidad. Los acontecimientos y las experiencias son Oportunidades, simplemente.

Sería un error juzgarlos como «obras del demonio», «castigos de Dios», «recompensas del Cielo», o cualquier otra cosa intermedia. Simplemente son Acontecimientos y Experiencias, cosas que suceden.

Son neutras, lo que les da significado es lo que pensamos de ellos, lo que hacemos al respecto y lo que somos en respuesta a ellos lo que permite que manifiestes con tu respuesta Quién Eres.

Los acontecimientos y las experiencias son oportunidades que atraes tú, creadas por ti mismo, individual o colectivamente, a través de la consciencia. La consciencia crea experiencia. Estás intentando elevar tu consciencia. Has atraído estas oportunidades a fin de usarlas como instrumentos en la creación y experimentación de Quién Eres Tú. Quién Eres Tú es un ser de consciencia más elevada de la que ahora manifiestas.

El Universo en respeto a tu libre albedrío te permite atraer hacia ti cualquier acontecimiento o experiencia que elijas crear para alcanzar este fin.

Otros Participantes en el Juego Universal se unen a ti de vez en cuando, ya sea como Encuentros Breves, Participantes Periféricos, Compañeros Temporales de Equipo, Interactores a largo plazo, Parientes y Familia, Seres Amados, o Camaradas en la Senda de la Vida.

Tú atraes hacia ti a esas almas, y ellas te atraen hacia ellas mismas. Es una experiencia mutuamente creativa, la cual expresa las elecciones y deseos de ambas.

Nadie llega a ti por accidente.

Las coincidencias no existen.

Nada ocurre al azar.

La vida no es producto de la suerte.

Los acontecimientos, al igual que las personas, las atraes tú, para tus propios propósitos. Las mayores experiencias y creaciones planetarias son el resultado de la consciencia de grupo. Se ven atraídas hacia tu grupo como un todo, como resultado de las elecciones y deseos del grupo como un conjunto.

La consciencia de grupo es algo que no se entiende en toda su extensión, sin embargo, es extremadamente poderosa y puede, si no eres cuidadoso, derrotar con su frecuencia la consciencia individual. Por lo tanto, si deseas que sea armoniosa tu mayor experiencia de vida en el planeta, siempre debes empeñarte en crear consciencia de grupo donde quiera que vayas, y con todo lo que hagas.

Si estás en un grupo cuya consciencia no refleja la tuya, y en ese momento no te es posible alterar eficazmente la consciencia de ese grupo, lo conveniente es que te separes de él, o el grupo podría conducirte. Irá a donde quiera dirigirse, independientemente de adonde tú quieras ir.

Si no puedes encontrar un grupo  cuya consciencia concuerde con la tuya, sé la fuente de uno. Otros de consciencia semejante se verán atraídos hacia ti.

A fin de que se produzca un cambio permanente e importante en tu planeta, los individuos y los grupos pequeños deben afectar a los grupos más grandes y, a la larga, al grupo mayor, el cual es TODA la humanidad.

Tu mundo, y la condición en que está, es un reflejo de la consciencia total combinada de todos sus habitantes.

Como puedes ver si miras a tu alrededor, hay mucho trabajo por hacer. A menos, desde luego, que estés satisfecho con tu mundo tal y como es.

Sorprendentemente, la mayoría de las personas lo están. Por eso el mundo no cambia.

La mayor parte de las personas están satisfechas con un mundo en el cual se honran las diferencias, no las similitudes, y los desacuerdos se solucionan con conflictos y guerra.

La mayoría está satisfecha con un mundo en el cual la supervivencia es para el más apto, impera la ley del más fuerte, alimenta la competencia, y el acto de ganar se califica como el bien más alto.

Si ese sistema también produce «perdedores» – así sea – no importa siempre que tú no estés entre ellos.

La mayoría de la gente está satisfecha, aun cuando ese modelo produce una mentalidad que permite dar muerte a personas cuando se juzga que obraron «mal», y propicia que haya seres hambrientos y que carezcan de hogar cuando son «perdedores», y se les oprime y explota si no son «fuertes».

También la mayoría define como «equivocado» lo que es diferente de lo que aceptan. Las diferencias religiosas, en particular, no se toleran, ni las diferencias sociales, económicas o culturales.

La explotación de la clase inferior se justifica con declaraciones autoelogiosas de la clase más alta acerca de que sus víctimas están ahora mejor de lo que estaban antes de estas explotaciones. Con esta medida, la clase alta puede ignorar la cuestión de cómo se debe tratar a todas las personas si se quiere actuar con verdadera justicia, en vez de limitarse a mejorar un poco una situación horrible, y lucrar obscenamente con la transacción.

Muchos se ríen cuando se sugiere cualquier otra clase de sistema que no sea el que actualmente está en vigencia, diciendo que las conductas como la competencia y el asesinato y el «victorioso se lleva el botín» ¡son las que hacen grandiosa su civilización! La mayoría de las personas piensan que no hay otra forma natural de ser, que está en la naturaleza de los humanos comportarse de esa manera, y que si actuaran de otro modo se aniquilaría el espíritu interior que impulsa al hombre a triunfar. (Nadie se plantea la pregunta de «¿Triunfar en qué?»)

Así como es difícil que lo entiendan los seres realmente iluminados, la mayoría de la gente en tu planeta cree en esta filosofía, y por eso no les interesa el sufrimiento de las masas, la opresión de las minorías, el enojo de las clases inferiores, las necesidades de supervivencia de cualquiera que no sean ellos y sus familias inmediatas.

La mayoría no ven que están destruyendo la Tierra – el mismo planeta que les da Vida –  porque sus acciones sólo buscan elevar la calidad de sus condiciones de existencia. Asombrosamente, no son tan previsoras como para observar que las ganancias a corto plazo pueden producir pérdidas a largo plazo. Con frecuencia actúan así y lo seguirán haciendo.

Son muchos los que se sienten amenazados por la consciencia de grupo, un concepto como el bien colectivo, una visión global de un solo mundo, o un Dios que existe en unidad con toda la creación, en vez de separado de ella.

A pesar de este temor por todo lo que conduzca a la unificación y a la glorificación del planeta – de que Todo lo que Separa produce división, desavenencia, discordia -, parece que no se tiene la capacidad para aprender incluso de la propia experiencia, y, por lo tanto, los humanos continúan con sus conductas, con los mismos resultados.

La incapacidad para experimentar el sufrimiento de otro como propio es lo que permite que continúe tanto sufrimiento.

La separación engendra indiferencia, superioridad falsa. La unidad produce compasión, igualdad genuina.

Los acontecimientos que ocurren en el planeta son, un reflejo de la Consciencia Colectiva de grupo – el grupo entero en este planeta.

Ese nivel de consciencia se podría describir mejor como primitivo.

La experiencia de Hitler fue posible como un resultado de la consciencia de grupo. Muchas personas afirman que Hitler manipuló a un grupo – en este caso, sus compatriotas – por medio de la astucia y el dominio de su retórica. Sin embargo, esto coloca convenientemente toda la culpa ante los pies de Hitler, y es ahí exactamente donde la quiere la gran masa.

Pero Hitler no podría haber hecho nada sin la cooperación y apoyo y sumisión voluntaria de millones de personas. El subgrupo que se llama a sí mismo alemanes debe asumir una enorme carga de responsabilidad por el Holocausto. Al igual, en cierto grado, que el grupo más grande llamado Humanos, el cual, si no hizo nada más, se permitió permanecer indiferente y apático ante el sufrimiento en Alemania hasta que alcanzó una escala tan masiva que incluso los aislacionistas de corazón más frío ya no pudieron ignorarlo.

Como ves, fue la consciencia colectiva la que proporcionó la tierra fértil para el crecimiento del movimiento nazi. Hitler aprovechó el momento, pero él no lo creó.

Es importante entender esta lección. Una consciencia de grupo que habla constantemente de separación y superioridad produce falta de compasión en una escala masiva, y a la falta de compasión le sigue, inevitablemente, una pérdida de consciencia.

Un concepto colectivo arraigado en un nacionalismo estricto ignora las aflicciones de otros, y, no obstante, atribuye a los demás la responsabilidad por las suyas, justificando así la represión, la «rectificación» y la guerra.

Auschwitz fue la «solución» nazi, un intento por «rectificar» el «Problema Judío».

El horror de la experiencia de Hitler no es que la haya cometido en la raza humana, sino que la raza humana se lo haya permitido.

Lo asombroso no es sólo que haya surgido Hitler, sino también que tantos otros lo hayan seguido.

La vergüenza no es sólo que Hitler haya asesinado a millones de judíos, sino también que tuviesen que morir millones de judíos antes de que se le detuviera.

El propósito de la experiencia de Hitler fue que la humanidad se mostrara a sí misma.

En el transcurso de la historia han surgido maestros notables, cada uno presentando oportunidades extraordinarias para recordar a la Humanidad Quién Es Realmente. Estos maestros han enseñado lo más alto y lo más bajo del potencial humano.

Han presentado ejemplos vívidos y pasmosos de lo que puede significar ser humano – a dónde se puede ir con la experiencia, a dónde pueden e irán todos, según su consciencia.

Hay que recordar lo siguiente: La consciencia es todo, y crea la experiencia. La consciencia de grupo es poderosa y produce resultados de indecible belleza o fealdad. La elección es siempre tuya.

Si no estas satisfecho con la consciencia de grupo, intenta cambiarla.

La mejor forma de cambiar la consciencia de otros es por medio del ejemplo.

Si tu ejemplo no es suficiente, forma tu propio grupo, sé tú la fuente de la consciencia que deseas que experimenten otros. Ellos lo harán cuando tú les muestres el camino.

Hitler dio una oportunidad dorada para hacer eso. La experiencia de Hitler – como la experiencia de Cristo – es profunda en sus implicaciones y las verdades que reveló acerca de la Humanidad. Sin embargo, esos grandes conocimientos sólo vivirán – en el caso de Hitler o Buda; Genghis Khan o Hare Krishna; Atila, rey de los Hunos, o Jesucristo – mientras sigan vivos los recuerdos de ellos.

Por eso los judíos construyen monumentos al Holocausto y piden que nunca se olvide. En cada hombre hay un pequeño fragmento de Hitler, y sólo es cuestión de grado.

La aniquilación de un pueblo es la aniquilación de un pueblo, ya sea en Auschwitz o en Wounded Knee.

A Hitler lo creó la sociedad. Surgió de la Consciencia Colectiva, y no podría haber existido sin ella. Ésa es la lección.

La consciencia de separación, segregación, superioridad – del «nosotros» frente al ellos, del «nosotros» y el «ellos»,  – es lo que creo la Experiencia de Hitler.

La Consciencia de la Hermandad Divina, de la unidad, de la Unicidad, del «nuestro»  en vez del «tuyo/mío»  es lo que crea la Experiencia de Cristo.

Cuando el dolor es «nuestro», no sólo «mía», cuando la experiencia total de la vida es Nuestra, entonces, al fin, es verdadera una experiencia de Vida Entera.

En su esencia Hitler pensó que no hizo nada malo, simplemente actuó como actuó. Te recuerdo de nuevo que durante muchos años millones creyeron que estaba en lo «correcto». ¿Cómo, entonces, podía pensar que no era así?

Si planteas una idea demente, y diez millones de personas coinciden contigo, no pensarías que estás tan demente.

El mundo decidió por fin que Hitler estaba «equivocado». Es decir, la población del mundo realizó una nueva evaluación de Quienes Somos, y Quienes Elegimos Ser, en relación con la Experiencia de Hitler.

¡Él estableció un criterio! Impuso un parámetro, un margen contra los cuales podíamos medir y limitar nuestras ideas acerca de nosotros mismos. Cristo hizo lo mismo, en el otro extremo del espectro.

Ha habido otros Cristos, y otros Hitlers. Y los habrá de nuevo.

Entonces, debes estar siempre atento, puesto que hay personas de consciencia alta y personas de consciencia baja que caminan cerca de ti, e incluso tú caminas entre ellas. ¿Cuál consciencia llevas contigo?

Hitler, no pensaba que estaba haciendo algo «malo». En realidad creía que estaba ayudando a su pueblo. Y eso nos cuesta trabajo entender.

Nadie hace nada que esté «mal» dado su modelo del mundo. Si tú piensas que Hitler actuó con demencia y todo el tiempo supo que estaba loco, entonces no entiendes nada de la complejidad de la experiencia humana.

Hitler creía que le estaba haciendo un bien a su pueblo. ¡Y su pueblo también lo creía! ¡Esa fue la demencia de todo! ¡La mayor parte de la nación estaba de acuerdo con él!

De seguro piensas que Hitler estaba «equivocado». Bien. Con esta medida has llegado a definirte a ti mismo, a conocer más acerca de ti mismo. Bien. Pero no condenes a Hitler por mostrarte eso. Alguien tenía que hacerlo.

No puedes conocer el frío a menos que haya caliente, lo de arriba a menos que haya lo de abajo, la izquierda a menos que haya derecha. No condenes a uno y bendigas a otro. Esta actitud significa una falla en el entendimiento.

Durante siglos, los seres humanos condenaron a Adán y Eva. Se dice que cometieron el Pecado Original. Yo te digo: fue la Bendición Original. Sin este acontecimiento, el inicio del conocimiento del bien y del mal, ¡ni siquiera sabrías que contabas con las dos posibilidades! En efecto, antes de la llamada caída de Adán, no existían estas dos opciones. No había «mal». Todos los seres del mundo y lo que los rodeaba convivían en un estado de perfección constante. Era, literalmente, el paraíso. Sin embargo, no sabían que era el paraíso, no podían experimentarlo como la perfección, porque no conocían nada más.

¿Condenarías entonces a Adán y Eva, o les darías las gracias?

Tal vez no concuerdes con esto, pero no importa. Acabas de aprender lo que viniste a descubrir a la vida.