295-Curso de autoestima

295-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=xGZR6dibTj4

295. De la Maldad a la Bondad.

Autoestima 295- De la maldad a la bondad – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad.

  • Ludwig van Beethoven

(Continuación del capítulo Anterior).

Al atardecer, un anciano indio cherokee quiso darle una lección a su nieto platicándole acerca de una batalla que se libró en el interior de la gente. Le dijo:

«-Querido nieto, la batalla fue entre dos lobos.

«Uno era el mal. Éste debilitaba, y llenaba a la gente con odio, envidia, pesar, rencor, arrogancia, vergüenza, culpa, resentimiento, inferioridad, mentira, falso orgullo, superioridad. Ego.

«El otro era el bien. Llenando a la gente con alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, amabilidad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe. «El nieto lo pensó por un minuto y luego le preguntó a su abuelo:

-¿Qué lobo ganó?

y el viejo indio cherokee simplemente respondió: -Al que se le alimentó más.

Hemos llegado a un momento en que la elección es clara. Ya hemos pasado mucho tiempo juntos y confesándonos muchas cosas personales. Y disculpa, pero aunque parezca ilógico e imposible, yo como tu escritor siento perfectamente que algo me dices tú a mí cada vez que me lees. Tu ego te afirmará que esta idea es más que absurda; tu espíritu sabe que no, él sabe que sí ha habido una comunicación entre tú y yo en ambos sentidos. En alguna dimensión te he escuchado y percibido. Sé que una parte de ti lo afirma y con gusto. Luego de todo este diálogo que hemos mantenido, estamos al final de esta serie de capitulos.

Estoy convencido de que pasar de la maldad a la bondad es una mera etiqueta que enmascara el «pasar de la ignorancia al conocimiento». Hay una famosa frase de Aristóteles donde afirma: «En el mundo no hay maldad, lo que hay es una abundante ignorancia». Y creo en ello. Si me preguntara cualquier persona si en el mundo hay gente mala, hasta hace años hubiera dicho que sí, por supuesto; pero hoy supongo que no. No la hay. La que posiblemente abunde es la gente con la falta del conocimiento del bien, y con ello su imposibilidad para alimentarlo. Las virtudes de una persona se aprenden y se practican hasta que, como lo afirma ese gran filosofo medieval, Tomás de Aquino, tus hábitos se conviertan en una segunda naturaleza. Con esto quiero darte a entender que no basta con conocer el bien, sino hay que practicarlo profusamente hasta hacerlo parte de nosotros mismos.

Tener a la mano el conocimiento nunca es garantía de adquirido, y luego a su vez, adquirido nunca es garantía de que se transforme en un nuevo yo. Para ello se requiere un auténtico deseo y una pureza de corazón. Todos, absolutamente todos vamos hacia allá, a tener deseos auténticos de paz y armonía y a lograr nuestra pureza de corazón, pero te recuerdo lo que desde el principio de nuestro libro te dije, no todos vamos al mismo paso y parte de lo que debemos aprender es a respetar el de cada quien.

Tengo la idea de que alguien bueno ama. Y si es bueno y por ello ama, como la más pura y lógica consecuencia, no necesita ganar nada, alguien bueno y que ama no miente, no siente miedo, no basa su valor en su imagen, alguien que ama y es bueno no intenta controlar o dominar a alguien, en su corazón no alberga odio o rencor. Y es exactamente por ello que las breves palabras de San Agustín encierran una enorme verdad y gran sabiduría: «Ama y haz lo que quieras». Todas las sugerencias que hemos estudiado en este libro, quien ama y es bueno las vive como consecuencia. Sin embargo, algo hermoso es que al inicio puede ser al revés. Alguien que por principio decide cambiar y perder el interés por ganar nada eligiendo la paz, se empieza a mostrar bueno y amoroso, si decide llevar su vida a partir de hoy en plena verdad y vive de acuerdo a su esencia, se transforma en bueno y amable, si decide comprender y tolerar, se manifiesta sin duda alguna como alguien con bondad, si es capaz de perdonar pone de manifiesto su mayor capacidad para amar. Por uno u otro lado se cierra un círculo virtuoso. Sólo se necesita practicar. Y la decisión de practicar es algo enteramente personal.

Seas creyente o no (eso es lo de menos) podrás encontrar que todas las religiones coinciden en algo: un llamado a la bondad y al amor. Pueden discrepar en muchas otras cosas, pero en este punto, todas coinciden. Entonces ésa debe ser una gran verdad.

La bondad del amor procurado entre todos los hombres y mujeres puede ser una realidad que con toda facilidad la puedes iniciar de inmediato en tu propio mundo. De momento te puedo afirmar categóricamente que la frecuencia donde se nos ofrece practicar lo que he-mos aprendido es en el orden de ¡diario! No hay día en que no se nos ofrezca la oportunidad de aplicar lo aprendido. Tal pareciera que la vida misma nos pone los ejercicios necesarios y con la frecuencia ideal para invitamos a crear nuestra segunda naturaleza a través de la práctica. Percibo a la vida como la estrategia perfecta para avanzar. La vida nos muestra diariamente los escalones, todo el tiempo frente a nosotros, y nosotros nos reservamos el derecho a ascender o no.

Yo estoy perfectamente consciente de la violencia que hay en muchas calles de mi ciudad, el temor y el miedo instigado por los medios de comunicación para salir a caminar por las calles, miedo que ellos mismos argumentarían que no son los culpables de generado, ellos sólo informan de lo que ya sucede yeso que sucede ya genera miedo por sí solo. Entonces qué caso tendría presentado bajo una lupa y así hacerla ver como consuetudinario. En la forma de presentar la noticia también puede haber maldad. Estoy consciente de la existencia de prostitución infantil y cada vez más acentuada drogadicción juvenil, estoy consciente del cada vez mayor Índice de divorcios; estoy consciente del robo y del fraude tan comunes, he sido víctima de ellos en varias ocasiones; estoy consciente de que los derechos humanos en muchas ocasiones no pasan de ser tan sólo una pieza de retórica; estoy consciente de los modelos económicos que acentúan las tremendas diferencias entre las clases sociales mismas que siembran potencial odio y rencor en cientos de personas; estoy consciente de la grave contaminación ambiental que asfixia cada vez más a mi planeta. De todo ello y más estoy consciente. La única diferencia es que mediante el conocimiento del verdadero éxito en la vida me he alcanzado a dar cuenta de que yo soy parte de ese mismo mundo, y mi postura afirmada con mis actos y mi vida misma es aportar bondad y amor a este mismo planeta. Yo mejor he querido interpretar todos esos actos de «maldad» como una lección que me impulsa a mirar en mi interior y ver si aún queda algún resquicio de ese afán de gloria al que aspira el hombre por su falta de espiritualidad hacia sus hermanos. Quizá todo lo que percibo como malo es un divino recordatorio que permite que mi yo superior, mi espíritu, se manifieste haciendo el bien y amando, sobre su opuesto de clase inferior y falso, mi ego, suprimiendo la curiosidad y fascinación que pueda sentir por la violencia y maldad de cualquier tipo. y es que muchas personas todavía no salen a la luz para comprender que atraemos a nuestras vidas lo que más tememos. La fascinación por la maldad y la violencia de millones de personas ven su realización final muchas veces reflejada hasta en la afición por las películas de acción y muerte, por la lucha física y los golpes entre dos personas, en las que el valor de la vida humana queda tan reducido que ya la misma muerte y violencia suponen un tipo entretenimiento.

Basta con prender el televisor (algo que no recomiendo) en cualquier noticiero o en la transmisión de lucha libre y box o en la fiesta brava, maquillados como un deporte, o leer cualquier periódico para percatarnos de que publicar todo signo de maldad y violencia es un buen negocio, aunque quizá ninguno de los ejemplos de maldad publicados sea tan malo como el hecho mismo de publicarlos y así darles fuerza e impacto en el alma y corazón colectivos de las personas. Mientras más personas queden cautivas con estas transmisiones, es como estos medios alcanzan a medir su «éxito» de audiencia. Pero en este punto siento como un imperioso menester hacer notar por qué tienen «ese éxito» algunos programas como éstos donde se muestra tanta violencia y maldad, y lo tienen precisamente porque hay audiencia, hay personas que lo desean ver. Al decir esto, intento explicar que no se trata de satanizar a los medios de comunicación, no en absoluto, ellos tan sólo como negocio siguen una ley elemental de mercado: a mayor demanda, más oferta. La audiencia, tú, yo, somos los responsables de que determinado programa tenga éxito. ¿Qué pasaría si te negaras a ver este tipo de programas que promueven la maldad y la violencia mostrándolas con su «único» objetivo de informar o entretener? ¿Qué pasaría si nadie los viera? Por lógica desaparecerían, dejarían de ser negocio. Entonces, ¿dónde empezó todo? Si analizamos más profundamente, quizá lleguemos a un fenómeno de interrelación, un binomio de codependencia, al clásico caso de investigar qué fué, primero, el huevo o la gallina. No viene al caso analizado así aquí, tan sólo si es que existe un círculo vicioso, ¡alguien lo tiene que romper! Y mi propuesta es que con la fuerza del amor y la bondad, sin luchar, sin esfuerzo alguno, con una pacífica retirada y no participación, seamos tú y yo quienes lo logren en beneficio de la humanidad. De lo contrario, qué lejos nos queda el verdadero éxito en la vida.

Si en tu corazón, al igual que en el mío, existe un franco deseo de pasar de la maldad a la bondad, de la violencia a la paz, si hay ínfimos rasgos de lucha en tu interior decide eliminarlos mediante el gran paso para el bien de la humanidad: transformarte en un hombre o en una mujer bondadosos de verdad. Para ello, en primer lugar mira en el fondo de tu corazón y permite que naturalmente triunfe tu yo superior, tu espíritu, sobre estas megatendencias de maldad y violencia. Hemos de hallar, mediante la consciente búsqueda, un lugar en nuestro interior en el que sabemos que todos estamos conectados por una inteligencia invisible y que es necesario vivir siendo conscientes de ella. Hemos de negarnos a participar en cualquier actividad en la que trivializar la maldad o la muerte se considere una diversión. Hemos de enseñar a nuestros hijos y colaboradores en el trabajo que no han nacido para luchar y matar, ni para alzar sus brazos al aire en algún tipo de ritual egoísta, para morir orgullosamente en la batalla con insignias de valor. Hemos de educarles para amar el bien desterrando en automático así la violencia de sus corazones. Ésta será la única manera en que logren las siguientes generaciones controlar sus impulsos violentos derivados de su excesiva necesidad de ganar toda batalla, necesidad de su ego alimentado con lo que puedan ver. Con el corazón en la mano te digo que hemos de enseñarles a cooperar en lugar de competir. Un refrán que aprendí hace años dice: «Ningún árbol tiene ramas tan estúpidas como para luchar entre sí».

Si queremos con nuestro corazón pasar de la maldad a la bondad, hemos de elegir a aquellos dirigentes que consideren una atrocidad que el mundo esté lleno de armas y municiones. Aquellos que intenten por todos los medios la fabricación de armas diseñadas para matar, desde las bombas nucleares hasta las armas de fuego de bajo calibre. Si están diseñadas desde su más prístino origen para causar la muerte, hemos de buscar otra alternativa para el desarrollo de las naciones. Pero lo más importante es que hemos de buscar en nuestros corazones sofocar la atracción que siente nuestro ego hacia la violencia y la maldad, y encontrar una verdadera fascinación por la bondad y el amor. Debemos estar preparados los que ya hemos encontrado esta fascinación porque las críticas se suceden como lógica consecuencia al actuar distinto a la mayoría. El prestigio siempre es otra trampa del ego, y si todavía lo mantenemos, será muy difícil encontrar la fascinación mencionada. ¿Por qué? Porque en cuanto alguien actúa con fascinación por la bondad y el amor universalmente manifiesto, de inmediato es sujeto de desconfianza y malas interpretaciones por los que todavía se mueven en el lado oscuro de su evolución.

Cuando en su lecho de muerte le pidieron a Aldous Huxley un último consejo para la humanidad, respondió:

«Todo lo que hemos de hacer es ser un poco más amables los unos con los otros». Ése fue el consejo de alguien que dedicó toda su vida al estudio y a la investigación sobre el espíritu humano. Palabras sencillas con el planteamiento de una solución extremadamente sencilla.

La solución es vivir con una Nueva Conciencia de bondad y amabilidad empezando donde inicia todo, con nosotros mismos. De ahí, nos seguimos hacia todos los demás.

Si sinceramente con todo tu ser anhelas vivir el verdadero éxito en la vida, evita expresamente tu participación en películas, programas de televisión o lecturas que promuevan la violencia o menoscaben el valor de la vida humana haciendo que el asesinato o cualquier forma de maldad se convierta en un momento de entretenimiento o diversión. Cuando hace años propuse en varias entrevistas de radio que se me hicieron no ver televisión o escuchar noticieros, fui mordazmente criticado por ciertos periodistas arguyendo que nadie puede transformarse en un ermitaño aislándose a tal grado de la información que brinda la sociedad. Pues han pasado muchos años y aquí estoy, perfectamente bien aislado de esas transmisiones y mejor que nunca antes; llevo varios años consecutivos en los que nunca he visto noticieros, y manifiesto con mi propia existencia que no pasa nada malo, ni mucho menos me he aislado. Lo que me ha pasado es precisamente lo contrario, ahora tengo menos momentos de aislamiento y cada vez más se me solicita en medios masivos de comunicación y en grandes foros de conferencias para compartir mi filosofía. Lo que menos tengo ahora son las ventajas de ser un ermitaño. El verdadero éxito en la vida ya ha empezado y cada vez más personas se percatarán de él. Nada puede detener la luz de un amanecer por más que se esfuercen en prolongar la oscuridad que le precedía.

Si es tu caso, explícales a los niños que no es necesario usar espadas o pistolas incluso de juguete para divertirse y ganar. Desde la más temprana edad coméntales que se pueden divertir procurando la bondad hacia los demás. Aunque lo más importante es que esto mismo lo vean en ti. No habrá otra forma para que a nivel colectivo pasemos alIado de la luz. Debe ser un acuerdo común por sano convencimiento de que la bondad es el camino hacia el amor.

Sé consciente. Atrápate cuando tengas impulsos de maldad o de violencia y ese mero acto de observarte, atraerá luz al momento y tendrás la fuerza necesaria directamente de tu yo superior para pasar de la maldad a la bondad con tan sólo un instante de reflexión.

Apoya a organizaciones que se dediquen a hacer el bien. Existen miles de estas organizaciones a lo largo y ancho del mundo, tanto físicas como organizaciones en Internet. Cada vez que apoyas, no tan sólo con dinero, sino fundamentalmente con tu participación cooperativa en tiempo y talento a estas organizaciones, le estás enviando un poderoso mensaje a tu mente donde te identificas plenamente con tu yo superior, con tu espíritu, y te sientes orientado a ayudar. Hazlo confidencialmente y habrá más pureza en tu acción para evitar la posible intromisión del tu ego buscando el reconocimiento por tu altruismo.

A estas alturas quiero pensar que ya has visto claramente la puerta que te lleva alIado de la luz. Si han pasado varios días desde que empezaste a leer este libro puedo apostar a que has sentido un llamado claramente a cambiar inclinándote muchas veces hacia la bondad y sorprendiéndote cuando eso no era lo que muy comúnmente hacías. Entonces ya sal a la luz por favor. Este destino ya te es inevitable. La puerta has logrado abrirla de par en par, ahora disfruta de esta hermosa etapa de tu vida y camina con total y absoluta seguridad. Mientras camines te recomiendo que acalles tu pensamiento, de lo contrario intentará persuadirte de regresar por esa puerta. Ríndete con la total certeza de que ya has llegado a una etapa que te estaba esperando desde tiempo atrás. Ríndete. Todo va a estar bien a partir de hoy. Cuando te digo «ríndete», te estoy recomendando que te des cuenta de que no tienes ya que luchar por nada, has alcanzado a comprender el orden perfecto y serás consciente de la sincronía de todos los acontecimientos, mismos que se enfocan a que todos lleguemos a pasar por esa puerta. Descubrirás que al rendirte surge la verdadera sabiduría que consiste en el largo proceso de aprender a ser amables. Descubrirás que no hay un amor más gratificante que aquel que uno siente por el mundo. Cultiva diariamente la actitud del observador disfrutando lo que ahora alcanzas a ver, en más de una ocasión quedarás atrapado en jubilosa contemplación de lo que la vida te mostrará. Tu transformación ha ocurrido. Ahora sentirás más que nunca que lo verdadero pasa a formar parte de tu carácter, de tu vida. Lo empezarás a reflejar en tu trabajo y mediante tu compromiso; y en el momento en que uno se compromete, la Providencia avanza también.

Después de un periodo de decadencia llega

el cambio decisivo, y la potente luz que se

 había desterrado, regresa.

Hay movimiento, pero no viene causado por la fuerza …

El movimiento es natural, surge espontáneamente.

Por esta razón, la transformación de lo antiguo resulta fácil.

 Se renuncia a lo viejo y se introduce lo nuevo.

Ambas medidas ocurren a la vez; por consiguiente,

 no se provoca ningún daño.

I CHING

Ya no hay nada que temer. Sólo la bondad más pura se encuentra a tu paso y cualquier persona que te vea a partir de hoy, podrá ver en tus ojos el reflejo de lo que tú ya alcanzaste a ver. Tu mirada atrapará a más de uno yeso será algo muy hermoso y natural. Te felicito. Por aquí nos vemos. Sal a la luz. Ten la plena certeza de que llegó tu momento, no esperes más, llegó tu hora de caminar por y hacia la luz.

Para mí ha sido una hermosísima oportunidad el poder acompañarte a lo largo de todo este libro, y estoy seguro de que fue en una parte muy importante de tu vida. Puedo apostar a que sentiste en varios momentos de tu lectura que esto llegó a ti en el mejor momento. Y sÍ, así fue. La divina sincronía de la vida hizo que este mensaje llegara hasta ti en el momento óptimo para continuar en la espiral ascendente de nuestra evolución como experiencia humana. Yo sólo procuré llevarte de la mano hacia un lugar donde se ve claramente una puerta que se abre ante ti y donde podemos observar en jubilosa contemplación una luz divina, resplandeciente, hermosa, una luz que nos indica el camino de regreso a la Fuente, al Origen, sin duda una Luz que nos invita a dirigimos hacia ella. De eso se trata el Verdadero Éxito en la Vida.

Yo no puedo hacer que pases esa puerta y entres de lleno a esta hermosa experiencia. Esa decisión es un privilegio enteramente tuyo. Sólo te invito a que la vivas y te afirmo que es algo maravilloso. Ya estás frente a la puerta, ya la encontraste. ¡Pasa! No hay nada que temer. AquÍ se vive con un sublime y verdadero amor que hace desvanecer todo temor. Quiero recomendarte con el mayor respeto y afecto lo siguiente: conserva este libro muy cerca de ti y releelo cada vez que algo en tu interior te diga que vuelvas a cierto capítulo. Cada vez que veas la portada de este libro (o lo toques de una manera especial que tu intuición te dirá), observarás esa puerta que abriste cada vez que leías estas páginas. Si te concentras, sentirás de inmediato una emoción muy particular dentro de ti y como por arte de magia experimentarás un cosquilleo especial en tu pecho o en tus manos o en algún lugar muy especial dentro de ti que te confirmará una y otra vez que éste es el camino, que así se vive en paz. Que así sea.