211-Curso de autoestima

211-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=Y6yhjT2nhmM

211. Manejo de Emociones

Autoestima 211- Manejo de emociones – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

‘Quien domina sus emociones controla su vida, puede ejercer influencia positiva en el desarrollo de sus relaciones,  de sus proyectos e incluso de sus éxitos económicos’

  • Anthony Robbins

Etimológicamente, el término emoción significa el impulso que induce la acción. En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de conducta como la agresividad, el llanto.


Las emociones son procesos neuroquímicos y cognitivos relacionados con la arquitectura de la mente —toma de decisiones, memoria, atención, percepción, imaginación, que han sido perfeccionadas por el proceso de selección natural como respuesta a las necesidades de supervivencia y reproducción. La interacción del organismo con el entorno constituye la matriz biológica de la experiencia subjetiva y social del ser humano, que identifica de este modo el carácter favorable o desfavorable del entorno hacia esta lucha.

Si el hombre es capaz de oponer resistencia al proceso de selección natural, es precisamente por su capacidad de imaginar nuevos entornos capaces de suavizar las emociones que más le agotan. El hombre cuenta con la capacidad de razonar aquellas emociones que le inducen sentimientos, las que pasan desapercibidas marcan nuestras respuestas involuntarias (lenguaje no verbal, inteligencia emocional).

Las emociones son agitaciones del ánimo producidas por ideas, recuerdos, apetitos, deseos, sentimientos o pasiones y son estados afectivos de mayor o menor intensidad y de corta duración.


Se manifiestan por una sensación orgánica más o menos visible, por los síntomas físicos que les acompañan y percepción afectiva de carácter intenso.

  • Los Sentimientos: Son tendencias o impulsos, estados anímicos (orgánicos), son estados afectivos de baja intensidad y larga duración; son impresiones que causan el ánimo las cosas espirituales, son también estados de ánimo y vienen de los sentidos.
  • La Pasión: Estado efectivo muy intenso y de larga duración.
  • El Shock Emocional: Estado afectivo de intenso de muy corta duración.
  • La Difusión: estado en el que hay un rompimiento con la realidad.
  • El sentimentalismo es el carácter o cualidad de lo que muestra demasiada sensibilidad o sensiblería.
  • La sensiblería es la sensibilidad exagerada.
  • La sensibilidad es la capacidad propia de los seres vivos de percibir sensaciones y de responder a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas; es la capacidad de responder a estímulos externos.


Tipos y clases de emociones

Aunque varían mucho entre las distintas personas podemos considerar distintas categorías básicas de emociones que motivan varias clases de conducta adaptativa y que ayudan a cada una de las personas a adaptarse a la situación nueva.


Emociones positivas
Me siento bien, sano, feliz, alegre, fuerte, acompañado, etc..

Emociones negativas
Me siento mal, desgraciado, enfermo, triste, débil, solo, etc..

 
Parece claro que la combinación de varias pueden a su vez producir otras nuevas sensaciones emocionales: la esperanza y la alegría pueden producir optimismo, la alegría y la aceptación nos hacen sentir cariño, el desengaño es una mezcla entre sorpresa y tristeza…

A su vez las emociones tienes diferentes grados, varían en función de su intensidad:
Enfado ———— ——— —>Ira——— ——— ——— –>Furia
– Intensidad                                                               +Intensidad

Cuanto más intensa sea la emoción nuestra conducta estará más marcada, estará más “motivada”. Existe un rango muy amplio de emociones según la intensidad de las mismas.
Las emociones primarias son automáticas y cumplen una función adaptativa y saludable dentro del organismo al ayudarnos a reaccionar inmediatamente frente a un estímulo. Cuando estas emociones no son procesadas adecuadamente sufren una «mutación» y no son superadas, quedando convertidas en emociones secundarias.


Es así como cada emoción primaria se asocia a una emoción secundaria:

· Ira > Rencor –violencia y odios patológicos.
· Miedo > Ansiedad –fobia y pánico –.
· Amor > Dependencia.
· Alegría > Manía.
· Sorpresa > Ansiedad.
· La Tristeza > Depresión.
· Interés > Paranoia.

El control de las emociones


En la búsqueda de una mejor vida, es común mirar afuera deseando encontrar «algo» milagroso que cambie nuestras condiciones inmediatamente. No existe «lo milagroso», ni una «varita mágica» que cuan «hada madrina» nos saque de las emociones «negativas». Y es precisamente en ese proceso de centrarnos en lo exterior, que generalmente obviamos una herramienta poderosa para el cambio que llevamos dentro. Esta herramienta son nuestras Emociones.

Nuestras emociones son un agente poderoso para el cambio, usadas constructivamente pueden impulsarnos a crear cambios beneficiosos en nuestras vidas, que a su vez repercutan positivamente en nuestra calidad de vida, y en hacer realidad la vida que deseamos vivir.

Podemos considerar a las emociones el combustible, y a la mente el piloto de nuestra personalidad, empleando ambas inteligentemente, podemos dirigir el vehículo que es nuestro cuerpo para conducirnos hacia el éxito.

Existen básicamente cuatro emociones MIEDO, IRA, ALEGRIA, AUTOCOMPLACIENCIA

que potencialmente pueden impulsarnos a la acción que resulte en cambios positivos para nuestra vida. Si permitimos que alguna, o la combinación de varias, de estas emociones nos guíen, podríamos estar a un paso de darle un vuelco a nuestras vidas.
Es un error creer que el control de las emociones es como domesticar una bestia salvaje. Al hacerlo estoy bloqueando una energía que termina infectándose y yo termino prefiriendo no sentir.


«es que me dominan»
«son como bestias salvajes dentro de mí»
«me llevan a donde no quiero ir»
Entiendo, pero si lucho contra ellas, sólo haré más grande el problema.
Quejarme de mis emociones es tan absurdo (aunque humanamente entendible) como maldecir la alarma de mi reloj despertador por sonar a la hora programada.
Si yo quiero controlar la alarma, me ocupo en programar adecuadamente la hora a la que quiero que suene.
Si quiero controlar mis emociones, elijo adecuadamente mis pensamientos ya que ellas son solo una respuesta a la dirección de mis pensamientos.
Una vez que comprenda este punto, no vuelvo a quejarme de mis emociones a riesgo de caer en ridículo ante mí mismo por ladrarle a la alarma.

Escalera emocional


Esta sucesión – escalera emocional – desde las emociones más positivas hasta las más negativas, tiene una única finalidad:

Comprender por un lado, cuáles son las emociones de referencia. Por otro, darme cuenta que puedo mover mi energía desde una posición molesta a otra mejor, de manera gradual hasta llegar a conectarme con mi esencia.

Muchas veces seguro que has querido salir de la tristeza y conectarme con la alegría, pero no lo has logrado. Ese paso es difícil pues implica un salto muy grande.

Te resultará más fácil moverte de la tristeza al miedo, luego al enojo, de allí a la decepción. Si logras pasar a la esperanza, ya estarás fuera. Entonces te será más fácil conectarte con el coraje y todas las otras emociones grandiosas que te construyen y hacen de tu vida algo extraordinario. En ese momento ya estarás conectado/a a mi esencia, a la mejor parte de ti.

Si comprendes cuáles son las emociones a las que puedes moverte con más facilidad, habrás dado un gran paso.

Las características de los niveles inferiores que se manifestarán en ti son:
siento menos energía
mi mente está más confusa
me aferro más a la emoción
me siento más aprisionado/ a y
mi nivel de frecuencia es más bajo.
Detienes esa necedad de culparte por sentir emociones negativas y empieza a revisar los pensamientos que las generan. De ahora en adelante, sólo reformula tus pensamientos para generar otros tipos de emociones e ir subiendo gradualmente por la escalera emocional.

Causa y efecto

Sentirme bien o sentirme mal es algo que me hago yo mismo al permitir pensamientos que me construyen o que me disminuyen.
El control de mis emociones empieza en el tipo de pensamientos que me permito pensar. Lo importante es que yo asuma la responsabilidad de los pensamientos que permito en mi mente.
Reformular mi pensamiento es tan solo cambiarle la dirección.
Si pienso: “no soy atractivo/a”, por supuesto que siento emociones desagradables.
Si quiero controlar esas emociones, puedo reformular diciendo:
“Me siento feo/a y más feo/a me verán si lo demuestro. Quiero cambiar esta perspectiva.”
“He visto personas feas que se expresan con mucha gracia o que son muy alegres y simpáticas. Hay quienes bailan muy bien y otras que se visten muy bien. Eso compensa su apariencia y se convierte en su atractivo.”
“Yo quiero desarrollar algún atractivo especial… Ya sé, yo puedo XXX y tengo facilidad de YYY. Se me ocurre que talvez yo…”

Ya se ha movido un poco la energía, esos pensamientos se sienten mejor y estoy controlando las emociones. Puedo seguir reformulando y reformulando hasta llegar a proponerme cosas que en verdad me ilusionan y me provocan grandes expectativas.
Eso es reformular: es cambiarle la dirección al pensamiento, sin cambiar el tema central.
Así es como llego a controlar las emociones. Sin bloquearlas, sino provocando que surjan las que sí quiero.
Controlo mis emociones cuando busco pensamientos que cada vez se sientan mejor.


¿Un pensamiento que se sienta mejor?

Cuando un pensamiento me destruye o me disminuye, me siento mal y siento que pierdo el control de las emociones.
Cuando un pensamiento me construye, entonces siento que me libera, me alivia, me hace sentir mi valor y mi derecho a vivir una vida digna.
Me siento mejor.
En ese momento siento que recupero el control de las emociones.
Puedes ver como esto no es un asunto de luchar en contra de las emociones negativas, ni tampoco de taparlas o bloquearlas a pura fuerza de voluntad.
Es un asunto de actitud
Me apunto del lado de la actitud constructiva o del lado de la actitud destructiva.
Es algo muy simple, pero muy eficaz si lo hacemos de forma automatizada, con el aprendizaje en la forma de realizarlo.


Cuando muchas personas logran comprender y aplicar las técnicas que estamos describiendo dicen:
“Ya entiendo que si me siento deprimida o enojada, es porque me he dejado llevar por una corriente de pensamientos que me empequeñecen. Incluso, ya entiendo por qué si me quejo de mi malestar, es como ladrarle a la alarma.”
“Esa comparación es buena. La alarma sonará de acuerdo a cómo programo el reloj de la misma manera que mis emociones serán el resultado de cómo programe mis pensamientos.”


¿Cómo cambiar las emociones?
Aprender cómo cambiar las emociones es fácil si comprendo qué son las emociones. No necesito luchar contra ellas, sino asumir una actitud constructiva que me libera y fortalece.
«Mis fantasmas me persiguen sin descanso»
«tengo miedo de ser asaltado/a en las calles»
«mi pareja me dejó y me siento desolado/a»
La fuente de bienestar, seguridad e integridad personal está al alcance de toda persona. Cuando preguntamos ¿cómo cambiar las emociones?, cuando siento esas emociones negativas, es porque me he desconectado de la fuente.
Es verdad que cualquiera que no ha vivido el desgarre de la depresión, el pánico o la tristeza profunda, parece que habla muy a la ligera de este tema. Sólo el conocimiento profesional y científico de esta realidad nos permite avanzar en esta técnica.
Es difícil que los demás le hablemos a las personas que le parece que se encuentran en el abismo con la naturalidad que precisan ya que los demás estamos a otro nivel de la cima de la montaña. (Valga la metáfora) Los pasos para la mejora se darán de forma gradual, muy poco a poco se aprenderá a manejar las emociones.

Rescatando la conexión


Pongamos un ejemplo: Si le preguntaremos a un rescatador profesional qué haría para sacarte si estás perdido/a en las profundidades del bosque. Y en un proceso de varias semanas la persona comienza afrontar y a superar su situación:

El Rescatador diría: “Lo primero es determinar adónde está y en qué condiciones. Lo segundo es adónde quiere llegar. Con esos datos, ya tendremos una ruta básica. No interesa cómo llegó allí.”


Su estado es de profunda tristeza. Podremos apoyarlo/a y guiarlo/a de varias maneras, pero deberá salir por sus propios medios, pues nadie puede hacerlo por él/ella. Quiere llegar a la cumbre, pero desde donde está, esa cumbre no se distingue aún.
Rescatador: “Comprendo. Al menos sabemos que deberá dirigirse en dirección Este sin perder más tiempo.”


¿Me puedo quejar?

Ante este estado de cosas las personas que están en un estado emocional negativo quieren partir del porqué se encuentran así y con frecuencia dicen: “Pero creo que es importante que sepan por qué estoy aquí. Con esa explicación, al menos me darán la razón.” “Tengo razones poderosas para sentirme así y deben entenderme”
Es posible que tenga toda la razón, pero eso no será de ninguna ayuda para aprender cómo cambiar las emociones que siente esa persona. Mientras más se dediques a encontrar razones de por qué está así, más se hundirá en la espesura.

El Rescatador le diría: «No interesa cómo llegaste al lugar donde te encuentras sino cómo salir. ¿Quieres salir de allí?»

Y la persona con sus emociones encontradas dice la mayoría de las veces: “Pero es que si supieran lo que he vivido, comprenderían. …”

El Rescatador también saca sus propias conclusiones: “Ella no quiere salir de allí.”

La persona en cuestión al fin reacciona para poder trabajar su salida de este estado de ánimo: “Bueno, bueno, está bien. La verdad es que sí quiero salir de este infierno. ¿Qué hago para aprender a cambiar las emociones?”

Encontrar el camino que señala la brújula. El Rescatador le dice: “Dirígete hacia donde sale el sol. Está amaneciendo y verás una parte que es más luminosa. Si de camino encuentras grandes obstáculos, esquívalos pero retoma el rumbo.”


Lo que significa claramente: Que debes elegir desde ya que nada hay más importante que sentirte bien o al menos mejor que antes. Si te encuentras algún obstáculo, busca cualquier pensamiento que te haga sentir un poco mejor que antes, que te libere un tanto, que te construya un poquito. Siempre con la dirección clara de cambiar de emociones y llegar a un lugar que te haga sentir mejor. La persona con estos sentimientos dice: “Apenas empiezo a caminar siento miedo, pero eso se siente mejor que la tristeza de donde vengo.”


Y eso ya significa que hemos conseguido un avance, que estamos subiendo por la llamada escalera emocional. La persona en cuestión manifiesta su inseguridad en el nuevo proceso: “Me preocupa lo que va a pasar conmigo. ¿Qué va a ser de mí? Me molesta que la gente opine respecto a mi vida. No veo un futuro prometedor. No sé cómo cambiar las emociones”.


Eso ya es un paso…es un signo de que la persona se siente mejor… Y nos vuelve a decir: “Sí claro, pero no me quiero quedar aquí. Yo quisiera vivir una vida con un mínimo de tranquilidad. Quisiera llegar a sentir que tengo derecho a sentirme bien.

Diablos, yo también tengo derecho.”

Ya se ve como la persona ha cambiado sus emociones y quiere mantener ese cambio.
Sustituir y reformular Primero se elije una dirección clara, y luego se van manejando tus pensamientos, siempre determinado/ a atravesar la maraña.

Las personas que han recibido ayuda perciben su proceso de la siguiente forma: “Si, primero estuve muy pegada con la justificación.”

En ese momento tuviste que sustituir: desapegarte de una línea de pensamiento para alinearte con otra. Después de eso, reformular tu pensamiento ya fue cada vez más fácil.

Ver hacia atrás

Dicen estas personas: “Fácil dices tú. Si supieras lo duros que fueron esos momentos de desesperación. ..”
Estamos con la intención de aprender cómo cambiar las emociones ¿En qué dirección le lleva eso que acaba de decir?

Y vuelven a decir: “Que, horroroso. Iba a lamentarme de nuevo y sentir lástima de mí mismo/a. Corrijo: Acabo de completar una travesía dura, pero me siento tan bien de estar aquí, que me parece que todo ese esfuerzo ha sido válido.”

Eso está mucho mejor. Acaba de reformular muy bien. Así es como aprendes cómo cambiar las emociones. Ahora, todavía le daba mucha importancia a “de dónde vienes”.

Las personas a veces se estancan en etapas anteriores.

En este momento, lo importante es preguntarte: ¿adónde quieres ir? Frecuentemente dicen: “Ahora que ya sé cómo cambiar las emociones, quiero mantenerme siempre de este lado constructivo. Quiero afianzarme en mi propio valor y sentir más fuerza para alcanzar una vida cada vez más satisfactoria.”

Eso está ya en el buen camino. Enchufando.


Cuando haces tu elección de que lo más importante es sentirte un poco mejor con cada pensamiento que permites en tu mente… …que la única opción en la que te vas a enfocar es la actitud de construirte con cada paso que das……sin ver hacia atrás, sino sólo hacia donde quieres ir……te estás conectando con “lo mejor de ti”……con todo lo que te lleve en la dirección de tu esencia……con todas tus potencialidades como persona…

Como manejar las distintas emociones:

Disgusto/Aversión
Aunque generalmente no se relaciona el disgusto con acciones positivas, si lo canalizamos apropiadamente, el disgusto puede estimularnos a cambiar nuestras vidas.
La persona que se siente disgustada ha alcanzado un punto en el que no hay vuelta atrás. Su tolerancia alcanzó el límite, y no se contenta con algo menos que un cambio, un cambio para mejor.


Generalmente empleamos el disgusto de manera productiva cuando llegamos al punto en el que sentimos que «¡Ya es suficiente!» , y entonces decidimos que queremos un estilo de vida más gratificante.


DecisiónGeneralmente esperamos a que la vida nos empuje contra la pared para tomar decisiones. Y una vez que alcanzamos este punto, nos toca manejar las emociones contrastantes relacionadas con la toma de decisiones.


Este punto equivale a encontrarse con un distribuidor en una autopista, podemos tener uno, dos tres o hasta cuatro o más diferentes caminos para escoger. De allí lo complejo del proceso de toma de decisiones, y la cantidad de emociones potencialmente conflictivas que nos toca manejar.

Desde el punto de vista de las emociones, tomar decisiones que involucran cambios en nuestras vidas puede ser parecido a una lucha interior por la supremacía de nuestra mente. Y las decisiones resultantes, tímidas o arriesgadas, maduradas o impulsivas, pueden establecer el curso de acción, o cegarlo.

En el proceso de toma de decisiones, lo importante es aventurarnos por algunas de las opciones que se nos presentan disponibles. Es mucho mejor tomar una mala decisión ahora que puede mejorarse o corregirse después, que quedarse paralizado en la intersección.
A cada uno de nosotros nos toca, llegado el momento de decidir, confrontar nuestro torbellino de emociones, y sortear nuestros sentimientos para conectarnos con la motivación.

MotivaciónCon respecto de la motivación es importante recordar que es un poder interno que puede ser estimulado por factores externos. Otra persona, o cosa, no puede motivarle, lo más que puede hacer es estimularle, y desde ese estimulo, usted puede conectarse con su motivación interna.


Comprendido esto, es fácil entender que casi cualquier cosa puede servirnos como estimulo para conectar con nuestra motivación si estamos preparados y dispuestos a recibirlo.
Una canción que evoque recuerdos, una película que haga volar la imaginación, una conversación que nos rete, una confrontación en el tráfico que nos haga cuestionarnos, un artículo que nos inspire, un libro que nos haga reflexionar, cualquiera de estos puede ser un estimulo que nos conecte con el mecanismo interno que nos motive a decir «¡Lo quiero a! Y a actuar en consecuencia para lograrlo.


Mientras encontramos ese botón interno que encienda la motivación pura, démosle la Bienvenida en nuestras vidas a cada experiencia positiva que podamos experimentar.
Si erigimos una pared para protegernos, esa misma pared nos alejará de las experiencias enriquecedoras que la vida tiene para ofrecernos. Permita que la vida le toque, el próximo roce puede ser el que le estimule a cambiar su vida para mejor tomando una resolución.

Resolución
Cuando logramos una resolución, resolvemos de manera definitiva cualquier conflicto que pudiera existir antes, y sentimos el poder de lograr lo que nos proponemos.
Lograr una resolución es el desenlace natural del proceso que plantea este capítulo. Desde la resolución nos conectamos con nuestro poder interno, y entonces sentimos que podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos.

Nos sentimos poderosos, sentimos que cualquier cosa está a nuestro alcance, y reconocemos nuestros recursos (principalmente internos) con que contamos para hacerlo realidad.

Cuando alguien está realmente resulto de lograr lo que se propone, nada puede detenerlo. Y eso es debido a que una persona que ha logrado una resolución, paralelamente se ha prometido a si misma que nunca se rendirá hasta lograr lo que ha resuelto alcanzar. Ese es el poder de conectarnos con nuestro ser interno.


Resultados

Al canalizar apropiadamente nuestras energías, nos colocamos en la ventajosa posición de emplearlas para nuestro provecho, explotando su potencial a nuestro favor, mientras avanzamos hacia la vida que deseamos y merecemos vivir.


       A medida que avanzamos y surge la pregunta ¿Cuánto tiempo voy a dedicarme a hacer realidad mis sueños?, la mejor respuesta que podemos dar es «¡Tanto como sea necesario!