279-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=-rFbIJOAhgY
279. Aceptando la Realidad
Autoestima 279- Aceptando la realidad – Curso de autoestima – Podcast en iVoox
Nos preguntamos “¿quién me he creído para ser brillante, espléndido, talentoso, sensacional?”, pero en realidad, ¿quiénes nos hemos creído para no serlo?
Marianne Williamson
Se recomienda leer previamente de los capítulos 275 al 278
PREGUNTAS:
¿Qué haces para tratar de desorganizar los diseños pedagógicos de los Maestros de la Ley Universal?
¿Cuál ha sido tu experiencia con estos intentos?
¿Qué tendrías que aceptar previamente, para no afrontar situaciones muy difíciles en tu vida?
Para aclarar lo de la primera pregunta, los diseños pedagógicos de los Maestros de la Ley Universal están impresos en los destinos que cada uno de nosotros trae al nacer. El destino es un diseño pedagógico mediante el cual vamos a desarrollar la sabiduría a través de experiencias directas con la vida; por supuesto, son excelentes oportunidades. Cuando yo no acepto los destinos de los demás o no acepto mis propios destinos, lo que intento es desorganizar un diseño pedagógico que es perfecto para el universo y para ti, pero si no lo sabes y no lo aceptas, haces algo. ¿Qué es lo que haces?
El universo tiene tres aspectos fundamentales:
Creación: Es la función de Dios.
Administración: Es la función de los Maestros.
Pedagogía: Es también la función de los Maestros de Ley.
Los Maestros Administradores administran el universo, los de Ley administran la Pedagogía y nosotros, con respecto al universo, somos los Hijos de Dios que estamos dentro del proceso pedagógico de los Maestros de Ley del Universo.
Un proceso pedagógico es exactamente lo mismo para un ser humano, dentro de su personalidad, como lo es para una conciencia divina dentro del orden del universo. Es decir, los procesos pedagógicos son una serie de ejercicios mal llamados problemas mediante los cuales vamos desarrollando la comprensión y la habilidad para reconocer el orden perfecto de algo.
La pedagogía del hombre está dirigida a la personalidad, la pedagogía de Dios está dirigida a la consciencia. Por lo tanto, como no hemos reconocido la consciencia entonces nosotros suponemos que la pedagogía es solamente para la personalidad (esa es la del hombre). Pero la de Dios, regida por sus Leyes, va dirigida al proceso del desarrollo de consciencia espiritual. Por lo tanto está regida es por Leyes Superiores. Cuando no conocemos esto, tratamos de desorganizar el diseño porque yo no lo entiendo. Es como cuando a un niño el profesor le coloca un problema, mal llamado problema, pero el niño, como no sabe resolverlo podría tomar estas opciones: “Profesor, por favor póngame un ejercicio que yo sepa hacer…” ¿Qué es lo que está pidiendo? Está pidiendo no hacer nada nuevo. Eso es lo mismo que cuando yo le digo a Dios, “Mire, por favor Dios, no me dé problemas, deme cosas que me guste hacer”… Es lo mismo que decirle al profesor, “Mire, póngame un ejercicio que yo sepa resolver…” En ambos casos, el profesor te va a decir, “Con eso no aprendes nada”. Esa es una opción. La otra opción es que me ponen el ejercicio pero yo, en vez de resolverlo, llamo a otro para que lo haga por mí. Eso es pedir lo que no necesito.
Hay una opción más y es que yo diga, “Quiero la oportunidad de aprender algo nuevo”, y me ponga a resolverlo. Y si no he entendido, le pregunto otra vez al profesor, “Explíqueme otra vez”. Esos son los diseños pedagógicos del universo.
¿Qué es lo que haces para tratar de desorganizar los diseños pedagógicos de la Ley Universal?
No aceptamos la realidad y tratamos de impedir las experiencias de los demás.
Cuando estás sufriendo, ¿qué síntomas tienes?
« ¡LA ÚNICA CAUSA DEL SUFRIMIENTO ES LA INCAPACIDAD DE ACEPTAR LO QUE SUCEDE! »
Cómo RECONOCER algunas formas que toma la no aceptación:
Reconozco que experimento: | Esto es lo que no estoy aceptando: |
Rechazo a la Vida | La oportunidad de aprendizaje que ofrecen las dificultades |
Sobreprotección | La experiencia de destino y misión que cada persona trae |
Perfeccionismo | Que existen diferentes formas de organización y manejo |
Preocupación | Que puedo perder algo que ya no necesito |
Fanatismo | Otras formas, caminos, creencias, opciones diferentes a las mías |
Mal Genio | Lo que otros hacen o dicen, o lo que está sucediendo |
Ganas de Condenar | Comportamientos y actitudes diferentes a los míos |
Rebeldía | La necesidad de adaptarme al medio que me correspondió |
Angustia | Que perdiendo algo, puedo vivir de otra manera |
Tristeza | La experiencia y comportamientos de otros |
Ganas de Criticar | Las costumbres, ideas y decisiones de los demás |
Rencor | Que los demás no tienen la culpa de mis propias experiencias |
Ganas de Juzgar | Que cada quien hace lo correspondiente con lo mejor que sabe |
Apegos | Que nada ni nadie me pertenece y que siempre tengo todo lo necesario |
Estrés | Que las cosas pueden salir de otra manera y solo doy lo que puedo |
Miedo | La posibilidad de perder lo que tengo, o de no lograr lo que quiero |
Celos | Que no soy dueño de nadie y que solo el amor puede unirnos |
Culpa | Que yo no tengo la culpa de las experiencias de los demás |
Enfermedad | Que el problema no está en mi cuerpo sino en mi mente |
Para ver la realidad, necesito verla neutra. Quiere decir que no es ni bueno ni malo, ni peligroso ni seguro, ni feo ni bonito… simplemente es algo que está ahí. Sí, la realidad es eso, pero mi sensación interna es completamente diferente a lo que es la realidad. Entonces digo que eso es feo o bonito, o malo o bueno, etc…
Si eso es lo que está pasando en mí, es claro que en mi mente hay una dualidad. Que hay una forma de apreciar la realidad que bien puede ser positiva o negativa, cuando eso no es la realidad; esa es la situación mental interna que está evaluando lo que está relacionándose con ese mundo externo.
Ante esa primera evaluación, ¿qué es lo que no estoy aceptando cuando me siento mal? Vamos a comprender algo muy sencillo. Como ya vimos que la realidad no es cambiable, si me siento muy mal ante una situación, si la considero peligrosa o desagradable, tengo un problema en mi mente. Por supuesto, también tengo la solución en mi mente, porque lo único que necesito cambiar es la concepción mental que está evaluando la situación externa para poderla ver como es: neutra, como una oportunidad para conocerme a mí y trabajar en mi transformación. Ese es el primer ejercicio a realizar.
Sólo aquello con lo que me siento mal, me está mostrando una limitación en mi mente para comprenderlo o para aceptarlo.
Esas situaciones se presentan necesariamente porque mientras yo estoy aprendiendo, necesito tareas, y esas tareas es lo que los profesores llaman problemas, pero el nombre correcto es: oportunidades de aprendizaje. Mientras no he aprendido lo que algo me enseña, es evidente que se repite. ¿Qué hago para que no se repita? Aprender lo que me enseña. Aprender el manejo de las siete herramientas de amor.
Imaginen el caso de un cliente cualquiera que insulta al vendedor y se va sin pagar.
Debemos aprender cositas sencillas como: “Renuncio a cambiar a esa persona, él tiene derecho”, necesito apartarme de él o ella. Si ya estoy metido dentro de la situación, tendré que hacer algo; después veo por qué fui correspondiente con esa situación. Pero si ya estoy metido ahí, no hay sino una sola cosa por hacer. Primero, necesitará la persona, si va a ser agredida, apartarse en la medida en que pueda hacerlo. Por supuesto, no ofrecerá resistencia a la persona porque se aumentará la fuerza agresiva. Entonces mantendrá la calma y aceptará a la persona como es. Si necesita hacer alguna cosa que implique fuerza, pues eso implicará llamar a las personas indicadas para ello, o sea, a la policía. Si no decides esa opción, tendrías que observar imperturbablemente lo que la persona esté haciendo y tendrías necesidad de Aceptar como se comporta. Aceptarlo como es. Tendrías necesidad de Asumir que él no tiene la culpa de que yo me sienta mal, o de que se esté rompiendo algo, o de que yo me esté desprendiendo de algo que creía que era mío. Necesito tomar una acción que podría ser: “Señor, usted tiene toda la razón en estar así de furioso”. Lo primero es neutralizarlo, porque si yo le llevo la contraria, él va a estar más furioso. Sin importar la causa por la que pudiera estar furioso… En su interior hay algo que le parecerá injusto para él, o que no comprende.
La mejor forma de neutralizar a una persona desde amor es decirle: “Mire, usted tiene toda la razón en sentirse como se siente, nos equivocamos con usted. Por favor, perdónenos. Vamos a solucionar el problema suyo”. Eso lo calmaría bastante. Inmediatamente, porque él dirá: “Alguien me comprende”. Eso sería Actuar, la tercera herramienta.
La cuarta herramienta seria: “Voy a Agradecerle a la vida la oportunidad que me está dando de aprender con este personaje, puesto que me está dando la oportunidad de aprender a tener paz, a tener serenidad, a neutralizar”. Eso es un aprendizaje donde no resulta caro lo que se pagó por él. Estoy diciendo que si el cliente se fue sin pagar la cuenta, esa cuenta es un valor muy pequeño frente a lo que realmente puede ser el costo de un aprendizaje. Las Universidades son costosas…
De manera que agradezco y valoro eso. Valoro que si el señor se llevó algo, o dejó de pagar la cuenta, independientemente de eso, lo que queda en el negocio es suficiente para seguir funcionando, Valoro. Y, desde luego, Respeto que el señor tiene derecho a tener una experiencia y un comportamiento, y a ver la vida como él quiera verla o como pueda verla, y me Adapto a la situación. Es decir, voy a seguir sobreviviendo a pesar del personaje.
Decirlo aquí en este momento puede ser sencillo. Frente a la situación, si yo no tengo un entrenamiento mental, quedo bloqueado. Se me olvidan las herramientas y se me olvida todo… Entonces entra el instinto, el instinto de supervivencia, y lo que hace el instinto de supervivencia es defenderse y pelear. Para que no se me conecte el instinto, yo tendría que tener muy clara mi mente y estar atento a mis pensamientos. Mientras yo no sea capaz de aceptar algo, evidentemente voy a complicar mi situación.
Pensemos en la inseguridad que se vive en muchos países en estos tiempos.
Hay dos situaciones que debemos tener muy claras en nuestras mentes: una es la de la Ley de Correspondencia, y la otra es no confundir dos cosas: lo que está sucediendo con lo que a mí me está sucediendo. Son dos cosas bien diferentes. Tenemos uno de nuestros vicios mentales, que es el de la generalización y decimos, “Lo que está sucediendo”, y yo me incluyo dentro de lo que está sucediendo… ¡No! Eso es lo que está sucediendo; a mí puede no estarme sucediendo, aunque esté dentro del mismo ambiente. Entonces aun cuando esos hechos son situaciones claras de desarmonía, también es muy claro que hay una relación directa de correspondencia entre quien ejecuta un acto y quien lo recibe… Esa situación de Ley de Correspondencia se origina precisamente en nuestra no aceptación de algo. Es claro que la mayoría de las personas pueden no aceptar ciertas situaciones como las que estamos viendo –no viviendo en la mayoría de los casos-, en Colombia; y es claro que esa no aceptación está generando miedos, una serie de angustias, una serie de expectativas, y las personas piensan como enfrentar esa situación desde un punto de vista externo, modificando la realidad… “Bueno, entonces generemos un ejército y un frente de lucha y de defensa…” Todo eso puede ser necesario; de hecho, los ejércitos son necesarios, las guerras son necesarias, las peleas son necesarias, las defensas son necesarias, pero la pregunta para nosotros no es esa… Eso sabemos que es necesario. La pregunta es: ¿A quién le corresponde hacer eso? Porque a alguien le corresponde…
Recuerden que la Ley de Correspondencia la manejamos con un gráfico muy sencillo:
Correspondencia de destino complementario
Policía Ladrón
Médico Paciente o persona enferma
Pedagogo Alumno
Tenemos unas situaciones específicas. Decimos, “Yo tengo una persona cuya función es ser policía”; su correspondencia es con los delincuentes. Se da dentro de las líneas que llamamos los opuestos complementarios, que son extremos que están cada uno en un lugar de la flecha, porque son del mismo nivel.
Así es como funciona la Ley de Correspondencia. Como todo es necesario, es necesario el policía como es necesario el delincuente. Es necesario el médico como lo es el paciente… Uno no puede funcionar sin el otro. Un pedagogo sin alumnos, ¿qué haría? ¿Y unos alumnos sin pedagogo? Un medico sin pacientes, ¿a qué se dedica? Son correspondencias de evolución, correspondencias de destino.
La cuestión entonces debe ser: Si yo voy a generar un frente de defensa la correspondencia sería…
Defensa Ciento por ciento fuerza o resistencia
Esa es la correspondencia que voy a generar inmediatamente. Pero yo podría decidir otra cosa, porque tenemos el libre albedrío de tomar decisiones. Entonces voy a generar en vez de un proceso de defensa, un proceso de amor:
Amor Cero resistencia
Me gustaría que en este punto que usted escogiera en cuál de los dos procesos prefiere estar, porque esa es una decisión personal. ¿Se da cuenta? Las defensas son necesarias. El amor es también necesario… Todo es necesario… La pregunta es: ¿Cuál es el resultado de mis decisiones? ¿En cuál correspondencia quiero o decido yo estar? Y, ¿cómo hago para decidir eso? Esa es la pregunta de la aceptación.
Las personas tenemos derecho a decidir cualquier cosa, lo que no podemos hacer es tomar una decisión y después decir, “No quiero el resultado que se origina en mi decisión”. Eso si no puedo hacerlo, porque eso sí ya está en contra del orden del universo.
Si yo decido defenderme, habrá agresor. Si yo decido ser un agresor, habrá defensor. Si yo decido perseguir el crimen, habrá crimen frente a mí. Si yo decido ser justiciero, siempre encontraré injusticia. Todo eso es necesario, ¿en dónde me voy a ubicar yo? Si me meto de policía, ¿me aparecerán alumnos? No. Voy a relacionarme con los delincuentes, de ellos va a estar llena mi vida. ¿Está claro esto…?
Otro alumno intervino aquí: “Gerardo, me gustaría que esto lo ampliara porque he encontrado unas personas que toman una actitud que es como muy fácil… de pronto como una forma de defensa y es una actitud muy indolente, “Como esto no es conmigo, no me importa”. De todos modos lo que está viviendo un sistema al cual pertenecemos, de alguna manera es algo correspondiente… (Por supuesto que sí, acota Gerardo)… Somos correspondientes a lo que estamos viviendo… ¿Cuál es la actitud que debemos asumir?… Tú lo dices muy bien: a través del amor… Es justamente cubrir eso dentro de un sistema… digamos de unión, porque podemos generar también una masa crítica para que tengamos conciencia de que aquello que está sucediendo también nos corresponde actuar… No sé…”
Claro que nos corresponde… como realidad externa, el entorno nos corresponde. O no estaríamos aquí… La decisión que yo tomo a nivel personal con respecto al entorno, va a generar inmediatamente una correspondencia con mi propia decisión. Entonces voy a partir del punto que tú dices. Es muy importante tenerlo claro para nosotros. Digo para nosotros, porque a quien no está en un proceso de desarrollo espiritual, ni siquiera le corresponde conocer esta información. Por lo tanto, no tiene muchas opciones para decidir…
Miremos dos personajes frente a la realidad. Hay un personaje que dice, “Me importa”; y hay otro que dice, “No me importa. A mí no me importa lo que pase porque eso no tiene que ver conmigo”. Fíjense bien en esto, no es suficiente que yo diga, “Me importa algo…” Si yo digo, “No me importa”, ¿de qué estoy hablando? Estoy hablando de una persona sin sabiduría, sin sentimientos, una persona básicamente instintiva que está actuando simplemente desde el instinto de supervivencia… “A mí me importa una sola cosa, sobrevivir yo. Qué hagan los demás para sobrevivir… Eso no es problema mío…”. Usted, ¿qué nivel de desarrollo espiritual le asignaría a la persona que dice eso? Tendría poco desarrollo espiritual, ¿no es cierto?
Pero como estamos hablando de personas con desarrollo espiritual, vamos a quitar esto.
Ahora, la persona “A mí me importa”, tiene dos opciones: partiendo del punto de que sí le importa. Entonces, si eres “A mí me importa lo que está pasando y lo que está sucediendo al entorno de las personas, pero… yo no sé. No sé por qué sucede, no sé cuál es la razón, el fondo de esto y no sé cómo solucionarlo tampoco. Esa es mi situación, pero a mí sí me importa”. Entonces, ¿cuál de las anteriores opciones escogerías? ¿Ser policía, ser médico porque está viendo pacientes, escogerías ser pedagogo, o un proceso de defensa? ¿De seguridad?¿O escogerías un proceso de amor?
¿Cuál escojo, si no sé? Creo que es obvio lo que escogería si no sé. Me pongo a enfrentar directamente, a cambiar esto a la brava… me meto a policía, al ejército… O simplemente no voy a cambiarlo, pero voy a generar un proceso de defensa que me permita eventualmente tener más seguridad… Eventualmente, porque mientras más defensa haya, va a haber más fuerza al otro lado. Eso, en el caso en que yo diga, “No sé”.
Ahora miremos otro personaje, el que dice, “A mí me importa, pero yo sé la razón del suceso”. ¿Ese sería un personaje diferente? Sí. A los dos les importa, sólo que el uno no sabe la razón por la cual suceden los sucesos y el otro sí la sabe.
Entonces, ¿el que la sabe, que escogería entre estas 5 opciones? Escogería posiblemente la pedagógica y escogería la de amor. Casi que ni siquiera escogería la de médico. De pronto, el médico, dice, “Hombre… hay que ayudarle a las personas que están siendo víctimas de la guerra, pero… prefiero ayudarles a los heridos antes que causar yo más heridos”. Éste todavía tiene un poco más de desarrollo espiritual porque dice, “Bueno, es mejor sanar una herida que causarla”.
Entonces fíjense bien lo que está pasando… ¿Desde dónde puede una persona que sí le importa, tomar una decisión frente una situación externa a él? La puede tomar desde dos puntos: desde ignorancia, o desde sabiduría… o desde algún punto intermedio de esos dos.
Ya sabemos el resultado del que no sabe: se mete de policía o a generar todo un sistema de defensas. No estudiemos éste, porque ya sabemos el resultado. Estudiemos el otro, que es el que no conocemos. El que sí le importa, pero que sí sabe la razón por la cual está sucediendo algo.
El que sabe dice esto:
“Todo suceso que enfrenta un ser humano en el universo, es un proceso pedagógico del diseño de su destino que necesita enfrentar para poder aprender a amar, para poder aprender a ser feliz. Por lo tanto, comprendo que es necesario el policía, es necesario el defensor y es necesario el médico, pero yo voy a trabajar es con el amor…”
Supongamos que una persona te podría decir desde su bondad, “Yo no estoy interfiriendo… le estoy haciendo un favor a esos niños, porque si ellos están sufriendo con esos problemas, yo los llevo a jugar al parque”. Si eres el rector del colegio, tú le vas a decir: “Mire entiendo su bondad pero por favor no vuelva a interferir…” ¿Qué pasa si todos los días la persona viene y hace lo mismo, no los deja aprender? Tú, como rector o dueño del colegio, ¿qué harías? Le cierras las puertas, o llamas la policía. No lo dejas entrar porque está interfiriendo con tu trabajo. Eso es lo que hacen los maestros de Ley cuando yo trato de hacer exactamente eso mismo.
Trato de impedir las experiencias de las demás personas, porque yo creo que son injustas. Pasa lo mismo con la persona que cree que al niño le colocaron un problema. En vez de decir, “El niño tiene un ejercicio”, piensa que es injusto que a los niños se les pongan problemas… A los niños no les ponen problemas, les ponen ejercicios.
Nosotros en la vida no tenemos problemas; tenemos oportunidades. Si las llego a ver como problemas, ya me equivoqué. Y si yo digo que los demás tienen un problema, y que yo se los voy a resolver, estoy jugando a la interferencia de un proceso pedagógico. ¿Eso qué genera? Genera todos los conflictos y todos los bloqueos que vienen hacia mí, porque yo no estoy aceptando el Orden del Universo, el diseño pedagógico, lo que cada quien necesita aprender y lo que yo necesito aprender. ¿Está claro lo que hacemos para interferir?
Cuando hemos estado tratando de interferir… Todos lo hemos hecho en algún momento de nuestra vida y quizá lo seguimos haciendo aún, ¿cuál ha sido el resultado de estos intentos? ¿Qué ha visto que pasa con eso…? Trato de cambiarle los destinos a los demás, de asumir lo que necesita hacer cada uno de ellos, de echarme las cargas que a mí no me corresponden, de sufrir por los demás o sufrir con los demás… El resultado es una úlcera, un desgaste, un problema, sufrimiento, angustia, peleas… Y las personas y las circunstancias no cambian; siguen iguales porque ese no es el método.
Sufrir por los demás se llama bondad y no sirve para nada. Sufrir con los demás se llama compasión… y no sirve para nada. Compasión significa acompañar a los demás en su pasión… Con eso no le solucionas nada a nadie. Sufrir por los demás es lo que nos enseñó la cultura como ser bueno… “Si tú no sufres, tú eres malo”. ¡Por lo tanto, para ser bueno necesitas sufrir!…” Esa es la ignorancia y ése es el proceso que hace el “bueno”. Se siente bueno sufriendo por otro y se siente bueno interfiriendo con su programa pedagógico, tratando de sacarlo de él. Cree que es bueno cuando le hace la tarea al niño… ¿Eso es ser bueno? El se siente bueno, pero no es bueno sino ignorante. Eso es exactamente lo que nos pasa y por eso es que encontramos bloqueos, dificultades y peleas. Porque me estoy yendo en contra del Orden del Universo sin saberlo.
Si ya entendimos las dos primeras preguntas, ¿Qué tendrías que aceptar previamente para no enfrentar situaciones muy difíciles?… Cuando digo muy difíciles, quiero decir que nosotros necesariamente enfrentamos dificultades, porque las dificultades son parte del diseño pedagógico del Universo. Pero cuando yo complico las dificultades es porque yo me fui en contra de la pedagogía. Una cosa es que yo tenga una tarea, y otra cosa es que yo complique mi tarea. Las tareas son apenas las necesarias… Yo puedo complicarlas. Por terco. Complico mi destino innecesariamente.
Entonces, ¿qué tendría que hacer? Necesito aceptar la realidad de la vida, tanto de la mía como la de los demás. Aceptar la realidad significa aceptar la Voluntad del Padre y no la mía, y necesito aceptar las experiencias propias y ajenas, no interferirlas. Eso se llama no tener miedo a nada. Aceptar la Voluntad del Padre. Mientras yo tenga miedo, no estoy aceptando nada.
Entonces, ¿cuál es el ejercicio? El ejercicio es empezar a trabajar con usted mismo para luego tener una excelente herramienta de servicio hacia los demás. Es inútil pretender servirle a los demás mientras yo no sepa cómo hacerlo. Eso es lo mismo que ir a pedir en un colegio el cargo de pedagogo, cuando no tienes ni idea de enseñar nada, y ni siquiera tú mismo sabes lo que podrías enseñar.
Si una persona inocente, es decir, sin información, va a pedir el cargo de director pedagógico de un colegio… ¿qué le dicen? “Mire señor, qué pena con usted, pero es que usted no es idóneo”. Entonces, cuando yo trato de hacer esto en el Universo los maestros de Ley me dicen: “Usted no es idóneo”; y, ¿cómo me lo dicen?… No con palabras… con bloqueo: no puedo hacerlo. Esa es la respuesta.
Si Usted aspira a fluir con el orden del universo, tengan en cuenta estas dos reflexiones:
• Lo único que necesitas cambiar está dentro de ti, nada más necesitas cambiar. Lo que está fuera de ti es perfecto, corresponde al Orden del Universo y a los diseños pedagógicos de Dios y de los Maestros.
• Sólo enfrentamos situaciones que no hemos comprendido ni aceptado previamente. Es decir, todo aquello que tú ya has comprendido y aceptado, no tienes por qué vivirlo. Por eso cuando una persona dice, con total aceptación y comprensión: “Si sucediera esto, eso no me impediría ser feliz”, eso ya no le pasa. A las personas que dicen, “Lo que yo no aceptaría sería esto…”, les digo, “Es lo primero que te va a suceder”.
Cuando asesoramos parejas que se van a casar les pregunto, “¿Qué es lo único que no aceptarías de tu pareja?” La persona me hace una pequeña lista de lo que no podría aceptar y le dijo: “Será lo primero que te va a suceder porque lo que no aceptas es lo que necesitas aprender”. Si la persona me dice, “A mí no me gustarían algunas situaciones, pero si llegaran a suceder yo las comprendería y no serían un conflicto para mi”, le digo: “No te van a suceder”… y no le suceden.
Si una persona por destino necesitara perder una pierna para aprender aceptación, pero previamente dijera, “No hay nada que pueda impedirme ser feliz, así me faltaran las dos piernas…”, ya no necesita ese accidente o esa enfermedad. No la necesita porque ya la tiene aceptada. La necesita mientras no la ha aceptado. O, ¿por qué creen que nos enfermamos los seres humanos? Porque es parte de un proceso pedagógico del Universo, porque necesitamos aprender a no enfermarnos…
Vamos a la siguiente reflexión y a concluir el tema:
Quien comprende, acepta y obedece la voluntad del Padre, ya nada más tiene que aprender del sufrimiento. Por eso es que se puede trascender el sufrimiento con la aceptación.
Cuando tú aceptas la realidad tal cual es, sin sufrir ante ella, tú ya no tienes nada más que aprender del sufrimiento. Puedes continuar el resto de tu vida en paz y en armonía y entonces te llamas Maestro Humano en Sabiduría. Ese es el título que otorga la vida. Mientras yo sufra, no he terminado de aprender.
En los dos últimos capítulos,hemos aprendimos que:
La única causa del sufrimiento es la no aceptación de la realidad del universo y su pedagogía.
Aprendimos que la única forma de aceptar algo es comprendiendo la ley que lo rige. Por eso es que necesitamos poco a poco ir comprendiendo que el Universo está regido por leyes matemáticamente exactas y perfectas.
Comprendimos también cuáles son los síntomas de la no aceptación. Son síntomas claros de sufrimiento, de angustia, de dolor, de estrés. Aprendimos cómo verificar que ya aceptamos algo porque se invierte el proceso interior, hay paz, hay aceptación, entusiasmo, alegría, energía, se desbloquean las situaciones. Esos son los síntomas de que ya aceptamos y comprendimos.
Aprendimos que la no aceptación trata de desorganizar los procesos pedagógicos del universo por lo cual nos enfrentamos con la ley y la ley evita que yo tenga ningún recurso para poder interferir (bloqueos).
Finalmente, aprendimos que no sucede nada que haya sido previamente comprendido y aceptado. Una persona que tiene aceptada la vida como una maravillosa oportunidad, y que no sufre, no le pasa ninguna cosa que no sea satisfactoria. Solamente cuando luchamos contra la vida nos hacemos correspondientes con situaciones complicadas y, a veces, complicadísimas… pero eso es la no aceptación; ella es la que produce ese resultado.
Me gustaría invitarlos, para este mes, a hacer dos cositas sencillas: una, lean el manual hasta el tema dos. No se adelanten porque me gustaría que lo que sigue lo pudiésemos trabajar aquí en el taller para hacernos una idea clara de esas explicaciones. Lean la introducción, lean muchas veces los temas 1 y 2. Hagan los ejercicios del tema 1 y 2 también y, por favor, hagan el ejercicio de las dos columnas: lo que no estoy aceptando y lo que tengo aceptado. Esto nos va a tomar hacer un poco de auto-observación. Es el reconocimiento de la parte en la que yo me estoy colocando dentro del orden del universo a través de la aceptación.
Por favor, trabajen en su interior, porque es la única forma de trascender espiritualmente. El trabajo espiritual no lo puede hacer una persona por otra. Yo puedo compartir con usted las experiencias, las herramientas que yo he encontrado, pero el entrenamiento con esas herramientas y el uso de ellas depende de cada uno de nosotros. La única forma de obtener éxito es trabajando, es obteniendo resultados por nosotros mismos.
Continúa en el siguiente capítulo…………