289-Curso de autoestima

289-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=o3zVdRXSOzU

289. El Reto de Abandonar Tus Viejas Creencias

Autoestima 289- El reto de abandonar tus viejas creencias – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

«La energía sigue al pensamiento. Por eso los que creen en cosas equivocadas, igual que los que creen solamente en lo que es limitado a sus vidas, reivindican para sí mismos la prisión espiritual…»

– Dr. Wayne W. Dyer

EL RETO DE ABANDONAR TUS VIEJAS CREENCIAS PARA ACCEDER A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL DEL SER

Cambiar lo que uno cree. Éste ha sido desde siempre mayor reto, y el mayor disfrute a la vez, de Nueva Conciencia. Y muy posiblemente hoy llegó tu momento de experimentar este nutritivo cambio interior. Pienso que debo mostrarte las creencias de una conciencia muy primitiva para luego mostrarte los planteamientos de una Nueva Conciencia. De esa forma podrás seguir comparando los escalones que podrás ascender para vivir tu vida con mayor paz y armonía.

Tu pasado está repleto de creencias. Más de las que tú te imaginas. Estas creencias se encuentran en alguna parte de tu mente y es desde ahí de donde observas al mundo, todo. Por eso, cuando opinas nunca lo harás tan objetivamente corno crees, siempre se interpondrán tus creencias. Son un filtro, literalmente. Y muchas de esas creencias no te han permitido acceder a la dimensión espiritual de tu ser. Son creencias arraigadas en tu identidad con el ego. Te presentaré las siete creencias que más comunes:

1a. creencia limitante: Mucho y más, es mejor.

Es lo que yo llamó la enfermedad 3M (Mucho-Más-Mejor). Si eres de las personas que vive con la idea de que entre más se tenga, entre más grande se sea, entre más hermosa estés, entre más famosa, entre más inteligente y con más reconocimientos académicos, serás mejor; pues has caído en una de las más comunes trampas del ego. Si eres verdaderamente sincero contigo, ya te habrás podido dar cuenta de que es imposible encontrar paz viviendo la enfermedad 3M. Esta búsqueda de querer siempre más, te condena de por vida a una constante lucha. Los que viven así, son personas que se ufanan con frecuencia de que han luchado en la vida y así han obtenido lo que desean. Y siguen luchando. Se ven claramente «golpeadas» por la lucha en la que creen y así justifican su dolor por merecer. Son personas que les encanta sentirse ocupadas todo el tiempo, entre más, mejor. Toda su energía está centrada en la acumulación, adquisiciones, recompensas, reconocimientos y trofeos, cada vez más.

Algunas de estas personas, incluso experimentan sentimientos de culpa o vergüenza cada vez que dejan de hacer algo. Piensan que siempre deben estar ocupados. Siempre. Su dinámica vital es la competencia. Si no compiten, no se sienten bien.

La ansiedad y preocupación suelen ser un par de constantes en la vida de este tipo de personas, donde por tanto tener, por tanto acumular, por incluso desear más y más, surge en ellos un tácito temor a perderlo todo, y es que corno les ha costado muchísimo trabajo ganar lo que tienen, perder un solo centavo les puede resultar doloroso. Entonces, guardan sus cosas sin que nadie lo sepa. Sus sueldos siempre son nómina confidencial. Nadie debe saber cuánto tienen. Así es imposible vivir en paz. Imposible. De hecho, hablar con estas personas acerca de la auténtica paz les puede incomodar o simplemente no creen que exista un «lugar» así.

Personas que cuando compran un producto siempre están al pendiente si ya salió uno mejor para adquirido, sin poder disfrutar el que ya tienen. Son los clientes más que perfectos para la sociedad de consumo capitalista. Sin ellos no existirían las ventas. Compran revistas para ver la última moda y adquirirla, si no, no se sienten del todo bien. Todos sus días y sus noches se vuelven un camino sin fin. Nunca encuentran paz. En verdad son personas que experimentan «necesidad» aunque no les falte nada, y su necesidad les engendra ansiedad.

Todos, en algún momento de nuestras vidas (y otros durante toda su vida) hemos caído víctimas de esta primitiva conciencia del ser, con la que se cree que sólo es posible sentirse bien cuando más se tiene. Somos víctimas de víctimas de víctimas. La lista podría ser larga. Pero llega un momento en que nos damos cuenta de que hay otra forma de ver la vida. Surge un despertar. Ves hacia dentro y llega …

En la evolución de esta primera creencia, llega el momento en que te das cuenta de una irónica verdad: «Menos es más». Te lo repito, menos es más. Descubres emocionado que cuanto menos necesitas, más libre te sientes. Menos es más. Descubres que cuanto menos compites, más tranquilo vives. Menos es más. Descubres que cuanto menos te comparas, más armonía experimentas. Menos es más. Descubres que cuanto menos tienes, más tranquilidad ante la posibilidad de perderlo. Menos es más.

Uno de los cambios más hermosos en mi vida fue cuando decidí vivir solo. Fuera de la casa de mis padre~ y antes de iniciar una vida de pareja. ¡Lo quería experimentar!, sin embargo en mi familia apuntaban a que esta opción era simplemente impensable, quizás indecente. Incluso, luego de haber tomado la decisión, mucho tiempo después me enteré que mi familia no lo comentaba con nadie para que no se supiera. Como si fuera pecado o algo así. Estaba viviendo lo más común de las creencias latinas donde las familias suelen ser estilo muégano. Todos quieren estar juntos y entrometerse en las vidas ajenas como deporte familiar. Yo nunca pude con eso. Yo siempre he roto las reglas en busca de otra forma de ser que encuentro más pacífica, y me he sorprendido de lo que he podido encontrar.

Uno de los cambios más interesantes fue cuando llegué hace años al nuevo lugar que habitaría, ahí en mi recámara, elegí conservar unos buroes sin cajones. Al principio no lo podría creer. ¿Dónde guardaría mis cosas? Pues opté por no tener más cosas y sencillamente conservar las que cupieran en su pequeña superficie. Es muy curiosa la experiencia de no tener cajones luego de vivir casi 30 años con cajones hasta debajo de las camas. Hoy no tengo ni un solo cajón en mi habitación. Nunca en toda mi vida había dormido tan tranquilo. Nunca había tenido una cama sin cajones, nunca había sentido tanta paz en mi habitación. Mi recámara es minimalista en extremo. Así la conocí, y así la he conservado. Me encanta esta Nueva Conciencia para mi santo lugar de sueño. Por supuesto que nunca me pude mudar con todo lo que tenía. Simplemente me deshice de muchas, muchas cosas. Nunca en mi vida había experimentado tanta paz. Con menos cosas, hay más espacio. Menos es más.

Mi relación personal con el dinero se ha trastocado grandemente. No hay preocupación en perderlo. De hecho lo he perdido, y mucho. La historia ha resultado como cortar una rama, vuelve a crecer y con retoños. Así ha sido mi historia con el dinero. Se me ha robado mucho y ello mismo ha sido el más poderoso generador de mucho más aún. Esto no obedece a la lógica; pero así funciona el mundo espiritual. Sin lógica. Con resultados evidentes.

Hace unos meses me invitó una empresa a dictar una conferencia. Me saludó la líder del evento con un nombre diferente al que ya me acostumbré; luego, la maestra de ceremonias me presentó con otro apellido; luego, al final me dieron un diploma con el nombre también equivocado. Salí feliz de esa conferencia. Sin embargo, hace muchos años hubiera mandado repetir el diploma porque ése no era yo, hubiera aclarado en mi participación mi correcto apellido; hoy no hice nada de eso. No me importa. Llega un momento en donde te das cuenta de que no eres tu nombre. Al ser espiritual no se le etiqueta yeso da paz. ¿Llegó el mensaje al corazón de mi audiencia? Sí. ¿Disfrutó la gente y se divirtió mientras aprendía? Sí. Pues eso es más que suficiente para mí ahora. Incluso mientras escribo esto, trate de acordarme en dónde quedó ese diploma enmarcado que se veía tan bonito, y no tengo la menor idea de dónde quedó. No importa. El mensaje transformó corazones y es todo lo que me importa hoy. Menos es más.

2a. creencia limitante: La culpa de lo que vivo la tienen los otros.

O la culpa la tienen las circunstancias, la cultura, los políticos, mis padres, mis jefes, mi pareja, m familia, el dólar, etc. Ésta es una de las creencias que Sé generan cuando muchos fuimos entrenados en la culpa Buscando culpables nunca se experimenta la paz y la seguridad de ser uno mismo el creador de su propia vida. Y es que casi nadie nos enseñó a enfrentar la vida desde el propio yo.

Es posible que no te hayan educado para asumir la única responsabilidad de lo que vives. Pero si no estás dispuesto a interrumpir este patrón cultural de ir repartiendo culpas, estarás incapacitado para iniciar tu paso hacia la espiritualidad. No podrás pasar la puerta de la que te hablo en este libro. La llave está adentro de ti.

Te invito a abandonar esta viejísima creencia de buscar culpables. Despierta. Permite que surja en ti una … Nueva Conciencia: La evolución de esta creencia es comprender que todo proviene de ti y por ti. Tu forma de pensar ha atraído todo lo que vives. He publicado un libro titulado La Fuerza del Pensamiento en el que explico a fondo este fenómeno. Aquí sólo te lo nombro esperando me creas. Todo lo que te sucede es porque nuestra alma siempre gravita sobre lo que más secretamente anhela. Cambia tu conciencia, cambia tu forma de pensar, y empezarás a ver milagros, tu exterior empezará a cambiar.

Necesitamos abandonar la creencia de buscar culpables. Una opción que te sugiero y que a mí me ha resultado útil, es atraparme cuando estoy buscando un culpable. Una vez que me atrapo (es cuestión de cultivar la actitud del observador que llevamos dentro), me enfoco en buscar la lección que hay en el evento que me sucede. Cuando algo desagradable me pasa y me surge el impulso de buscar culpables, de inmediato me pregunto: «¿En qué andaría yo pensando para atraer esto a m vida? ¿Cuál es la lección aquí?» Todo cambia con esta: preguntas. El único responsable soy yo y quiero aprender de esto. Aquí surge por primera vez la sana experiencia de sentirse uno mismo el dueño de su vida. El esto hay paz.

Culpar a lo que nos rodea no sirve de nada, porque aunque huyamos de ello conservamos la angustia. Hace muchos años, de la manera más misteriosa y mágica, llegó a mí el apasionante y reconfortante ensayo de Ralpl Waldo Emerson, «Confianza en uno mismo». Desde niño leí a varios autores que lo citaban. Siempre lo quise conseguir y no lo hallaba. Pensaba y pensaba en él durante años. Una mañana, abro mi correo electrónico ~ una persona, perfectamente desconocida para mí, me enviaba saludos y felicitaciones por mi primer libro Nueva Conciencia, aprovechaba el correo porque con sincero afecto quería presumirme su titánica tarea de haber traducido todo un ensayo que quería regalarme «Confianza en uno mismo» de R. W. Emerson. Lo releí íntegro en mi propia computadora. Hoy conservo ese original que me envió electrónicamente. Ha sido uno de los ensayos más difíciles de leer y entender en mi vida Me tardaba horas en cada página. Es algo simplemente hermoso e impactó mi vida para siempre.

Desde aquel entonces me declaré firme admirador y seguidor de Emerson. En algún momento pensé que hubiera sido maravilloso vivir donde él y conocerlo. La vida dio une de sus giros y hoy vivo en una calle que lleva su nombre me di cuenta tres días después de haber llegado ahí. En su ensayo hay una parte que me encanta: «En casa sueño que en Nápoles, en Roma, puedo emborracharme de belleza y perder la tristeza. Meto mis cosas en la maleta, abrazo a mis amigos, me embarco, y al fin despierto en Nápoles, y a mi lado hay un hecho inconmovible: el yo triste, implacable, idéntico del que huí». Culpar a cualquier cosa o personas del exterior es una actitud insensata, porque vayas donde vayas, tú sigues estando presente y eres el origen de lo que te pasa. La tranquilidad no depende del lugar al que viajes o del cambio de personas que te rodean, o de la «fuga» que planees. Depende de algo dentro de ti. Sí es útil viajar, pero hacia dentro. Ahí, en el mero centro, hallarás paz, esa que estás buscando afuera. Busca adentro.

3a. creencia limitante: Ser idealista es no ser realista.

«No seas soñador, pon los pies bien en la tierra», «Mira lo que está pasando, esto es la vida real, y tú metido en tus libros», «Qué bonito piensas, lástima que no opere así en la vida real», «Suena interesante, pero la vida es otra cosa», «¿De qué vas a vivir? Ponte a hacer algo que de verdad sirva y te deje dinero, ya déjate de esas cosas». ¡Di! Frases como éstas, las escuché toda mi vida, y desde muy joven. Bendito sea Dios que no hice caso. Estas frases me las han dejado de decir apenas hace algunos años cuando mis sueños se cristalizaron. Bueno, hasta familiares que siempre me atacaron y no creyeron en mí, hoy viven bajo el cobijo de mis sueños y toda mi familia cree en mi filosofía. El final de la historia es lindo. ¡Pero no te quiero contar los entre-actos!

Toda mi vida recuerdo haber sido un idealista. Siempre confié en la bondad intrínseca del ser humano. Amé a mis amigos y amigas desde temprana edad. Por eso mismo se me criticaba y se me hacía burla. Hoy no me queda la menor duda de que alguien nos cuida, nos da fe, nos dirige. Como terapeuta, al recordar hechos dolorosos de mi pasado me admiro de cómo no fui afectado poderosamente. Y es que cuando me «pintaban» una realidad de mí mismo que me dolía, sucedía que no lo creía. Yo me veía a mí mismo distinto. Hoy, puedo afirmar con la fuerza que me dan los años recorridos, que la realidad no es otra cosa más que lo que uno elige ver. Punto final. Y en virtud de esta afirmación, es tremendamente respetable que cada quien tenga su propia realidad, la que se forja con sus propias creencias.

Quien cree que el idealismo es propio de soñadores y espíritus quijotescos que no pasan del mundo onírico y sólo viven deleitándose de ideas sin nada sólido y real. .. , está en su derecho de creerlo así. Y así será. Así será para él. Son personas que fueron entrenadas a no ver más que lo evidente, y quizá menos. Porque si vemos con atención, todo lo que existe en el mundo material, absolutamente todo, alguien tuvo que soñarlo primero. Todo. Voltea en este momento a cualquier parte del mundo que te rodea, ahora mismo hazlo. Todo, las paredes, los muebles, los cuadros, las calles, los autos, el foco, incluso este mismo libro que ahora tienes en tus manos, primero alguien los tuvo que soñar. Estamos inmerso s en los sueños de otros y casi nadie se da cuenta. Esto es más impactante que una buena película de Hollywood. Toda la realidad que nos rodea, alguien la necesitó soñar antes para creada. Cuando te das cuenta de esto, despiertas. Surge una 

Nueva Conciencia: ¿Estás dispuesto a analizar tu propia visión de la realidad? ¿Puedes imaginar tu capacidad para soñar como infinita? ¿Infinita? Cuando tu conciencia evoluciona y con ello tu percepción de las cosas se amplía, nada es real y nada es imaginario. Todo cuanto hay es percepción. Cuando aceptes esta gran verdad, tu realidad ya no estará definida por lo que percibes con tus sentidos en un mundo físico. La película «The Matrix» de los hermanos Wachowsky, tiene un planteamiento muy real. Algunos se han alcanzado a dar cuenta, otros sólo alcanzan a ver una buena película de acción con extraordinarios efectos especiales. Cuando desperté a esta Nueva Conciencia de la que te estoy hablando, me di cuenta de que el idealismo es otra forma de realismo.

Recientemente llegó a mi vida un pequeño libro de apenas 164 páginas que me estremeció: Simulacra and Simulation (por cierto, ese libro fue usado como fundamento teórico-científico para el guión de la película «The Matrix»), escrito por un afamadísimo intelectual francés, lean Braudrillard, eminente sociólogo, doctor en economía, doctor en filosofía, y escritor de la academia francesa. Su libro me elevó a un estado de con ciencia superior, con una tremenda lógica intelectual, la cual yo nunca creí posible. El epígrafe con el que inicia su libro lo toma curiosamente del Eclesiastés y dice «El simulacro nunca es algo que oculte la verdad, es la verdad que oculta el hecho de que no hay nada. El simulacro es verdad».

Esto lo comprendí semanas después, cuando me encontraba de viaje en Disneylandia,  hubo un instante en que mientras caminaba me pregunté: «¿Qué existe de verdad aquí?» Me inmovilizó la pregunta, volteé a ver a mi derredor, los caballitos moviéndose en el carrusel, el castillo de Cenicienta, viendo pasar frente a mí a Pooh, «el verdadero», viendo del otro lado firmar autógrafos a Blanca Nieves, «la original», en este momento me pregunté: «¿Esto es real?» Me sorprendí diciéndome: Nada es real ahí. Todo es un simulacro. Le real es el simulacro. Donde se nos oculta que en verdad no hay nada. Miles de personas, millones, pagando mucho dinero por entrar a ese parque, donde todos estamos de acuerdo que nada de ahí es real, pero pagamos por la maravilla de entrar al simulacro, a la fantasía, por sentir el orgullo de abrazar y tomarse foto con el «verdadero» Pooh, por tener el autógrafo del «verdadero» Pinocho. (Pongo entre comillas «verdadero» porque me di cuenta de que lo verdadero es el simulacro.)

Millones de personas de todas las razas el mundo, de todas las ideologías, de todas las culturas, de acuerdo con algo: pagar por entrar a un simulacro y creerlo. El idealismo hecho una rotunda realidad donde millones quieren estar.

Te recomiendo que confíes en tu intuición. Hoy sé, como aprendí de Osho, que hay otro conocimiento además del que nos brindan los sentidos. Antes se pensaba que existía lo conocible y lo no conocible. En la segunda opción se puede presuponer que en un futuro puede conocerse, sin embargo, hoy se sabe que existe lo conocible, lo inconocible y lo más allá de lo conocible, esto último, lo que nunca se sabrá. Ése es el terreno del funcionamiento de la intuición. Nunca sabremos cómo funciona, pero funciona. Me consta en esta etapa de mi vida más que en ninguna otra. La intuición alimenta el idealismo. Es algo real.

También te recomiendo que retornes aquellas ideas que pensaste como imposibles y te las vuelvas a plantear. Échales un segundo vistazo por favor. Quizá te lleves la sorpresa de que en verdad no son imposibles. Hay una tremenda realidad en el idealismo.

4a. creencia limitante: Sólo hay una existencia y es física.

Cuando tú o yo éramos niños sabíamos que había algo más que lo físico. Al crecer, lo hemos olvidado totalmente. Esto lo veo en todos los niños. Cuando tuve la oportunidad de observar con demasiada atención a mi sobrino en su primer año de edad, lo pude atrapar en más de una ocasión viendo «algo más» que los demás nunca alcanzábamos a ver. Su mirada se perdía en búsqueda de algo, dirigía su vista hacia lugares con atención desmedida y como cautivado por lo que alcanzaba a ver. Los que estábamos a su derredor no veíamos nada. Yo sabía que él veía algo perteneciente a otra dimensión. Este tipo de niños, los niños índigo, son seres humanos muy comunes en esta época de la vida y tienen este comportamiento muy manifiesto. Cualquier padre de familia contemporáneo lo puede observar claramente en sus hijos. Por nuestras creencias limitadas a creer solamente en lo físico, es que no se les da la importancia adecuada, pero la tiene.

A muchos de nosotros se nos entrenó en los modelos educativos de épocas pasadas en que lo único que existía era lo que veíamos con nuestros ojos, tocábamos con nuestras manos y en general todo lo que nuestros órganos de los sentidos nos informaban. Santo Tomás, el apóstol, fue un gran contribuyente para el error, para lo falso, cuando dijo la frase que lo hizo inmortal:

«Ver para creer». Pronto te darás cuenta de que en el verdadero éxito en la vida, es precisamente al revés. Ésta fue la razón principal que originó la creencia limitante que estamos analizando hoy. Se nos educó a creer sólo en lo que miramos, palpamos, oímos, olemos o saboreamos. Punto. Y es precisamente ésa la razón por la que a muchos les costó trabajo entender la religión, ya que varios lineamientos en donde teníamos que creer eran «dogmas de fe». No se podía demostrar por los sentidos, había que creer y ya. Hoy la ciencia está dando pasos agigantados para sincronizarse con los principios religiosos. Me consta en mis investigaciones al respecto. Por ejemplo, hace muchos años, si le preguntabas a un científico si creía en Dios, te respondía:

«No, claro que no, soy científico». Y si hoy, en esta época, le preguntas a un científico (verdadero) si cree en Dios, te puede responder: «Sí, claro que sí, soy científico». Es muy manifiesto que los aparatos de medición de antaño eran la principalmente para entender los procesos vibratorio s de la materia y entender la presencia de energía en ello. Hoy en día existen aparatos de medición con una precisión impensable hasta hace unos cuantos años, y es gracias a esto que estamos llegando más allá de la materia y a entender que la esencia de ésta no es nada físico. Sólo energía. Sin embargo, sé que esta información puede ser muy novedosa para más de alguno de mis lectores, por lo que no me queda más que pedirte tu voto de confianza en lo que te estoy platicando. Millones de personas no creían en la vida microscópica antes de la invención del microscopio. Pasa algo así. De todas maneras, queda claro, tu creencia de que existe sólo un mundo físico es una poderosa barrera para acceder a la dimensión espiritual de tu ser.

Cuando la información de tus sentidos te convence de que lo que nos rodea es sólo materia, necesitas hacer un esfuerzo intelectual para darte cuenta de que toda materia está compuesta de materia más pequeña que la conforma, y ésta a su vez igual, por más materia aún más pequeña que la conforma, y así sucesivamente, hasta que la pequeña porción de materia restante, al seguirla dividiendo en sus partes, llega a ser no-materia, es decir, energía pura, lo que se denomina «quantum» en física cuántica. A mí me resultó al principio paradójico entenderlo. Me sorprendí. La esencia de la materia es algo que no es materia. Ya es algo que no se percibe con los sentidos. La capacidad de la persona ya no llega a registrarlo tan fácilmente. Aquí llegamos a un lindero donde la materia deja de serlo y se accede a ese mundo de energía, la dimensión espiritual del ser, donde tú, yo y todos y todo estamos. Con el tiempo, verás que gran parte de tu misión en la vida como humano es darte cuenta de esto y traspasar ese lindero, abrir la puerta y pasar. El goce aquí es divino, la admiración extrema literalmente. Niels Bohr, célebre físico teórico danés, lo expresó en hermosas palabras cuando dijo:

«Aquellos que no se impresionan la primera vez que pasan por la teoría cuántica, posiblemente no la entendieron». El ego no tiene ni la menor idea de esto. Ni le interesa, ni cree, ni entiende, ni sabe.

En su libro El Arte de Soñar, Carlos Castaneda, describe su creencia de que hay flujos de energía al dialogar con su maestro en una forma que me encantó desde la primera vez que lo leí. Te comparto el fragmento, cuando pregunta a su maestro quiénes experimentan la energía que está a disposición de todos:

– ¿Cómo experimentadas? Lo hacen todos los seres humanos, pero como los seres humanos por lo general están demasiado ocupados con las cosas que persiguen, no le prestan atención alguna a sensaciones como ésta.

-¿Qué sensaciones producen estas corrientes de energía?

-Como una leve incomodidad, una vaga sensación de tristeza que es seguida de inmediato por la euforia. Puesto que ni la tristeza ni la euforia tienen una causa explicable, nunca las consideramos como verdaderas acometidas de lo desconocido, sino como inexplicables cambios de humor.

En mi vida he aprendido que en el sendero de la búsqueda espiritual uno descubre que el mundo que percibe con los sentidos definitivamente no es el único que existe Cuando te das cuenta de esto, despiertas. Surge una …

Nueva Conciencia: Aquí mis recomendaciones para que elimines esta barrera son que dejes de prestarle demasiada atención a las cosas superficiales que persigues en la vida. Esto es aprender a ver hacia el interior y dejarse de distraer con el exterior. Cuando conoce esta dimensión espiritual, ya nada es igual. !Cambia tanto las prioridades de la vida! Aquí recuerdo cuando a mi maestro, Wayne Dyer, le preguntaron qué ganaba uno al aprender a meditar como él enseñaba. Su respuesta fue muy concreta: «Cuando lo hagas y en un momento te encuentres con Dios, ahí tendrás tu respuesta». Me consta. Y entiendo perfectamente que explica esto es algo para lo que las palabras resultan insuficientes y hasta se puede experimentar cierto temor a confesarlo por la gran diferencia de perspectivas en el tema. Cada mañana que medito, una sensación de paz me embargo y llega a impregnar todo el recinto donde vivo. Las personas sanas que han entrado ahí, me lo mencionan siempre sin necesidad de hacer pregunta alguna.

Otra recomendación que quiero hacerte para franquear esta barrera es que abras tu mente a la posibilidad de que hay algo más de lo que ves. Esto va a ser una enorme ventaja. Si te cierras dramáticamente y rechazas cualquier tema relacionado con esto, es respetable. Sólo que así te será imposible abrir la puerta que te lleva más allá del ego. Quizá no habrá llegado tu momento de de: Despertar, pero por lo menos el despertador ya te acecha. Éste fue un verdadero hallazgo para mí. Me queda claro que cuando una persona se atreve a confesarse, resulta en inspiración para miles de otras personas que ardían por hacer lo mismo. Ese efecto sucedió con mi confesión. Cuando avances en estos capítulos, quizá tengas más abierta tu mente ante la posibilidad. Festejaré el avance.

También te recomiendo que convivas más con la Naturaleza. Hasta en tus viajes a otras ciudades, puedes pasear en un parque y darte la oportunidad de sentir. Cualquiera que ya se ha atrevido a convivir más de cerca con la Naturaleza, puede percibir perfectamente que algo pasa a través de su cuerpo. Tú quizá ya lo has sentido al caminar descalzo en el pasto o al momento de bucear o cuando simplemente te sientas en un hermoso bosque y contemplas la puesta de sol que tienes frente a ti. Haz la prueba de contemplar con todo tu ser una puesta de sol. Si tienes la oportunidad de hacerlo cerca del mar, mucho mejor. Aquí no siento prudente relatarte nada, es algo que va mucho más allá de mi capacidad para escribir. Lo debes experimentar tú mismo.

Acariciar a alguien con tremenda carga de amor por ese alguien, puede hacer sentir mucho, mucho más allá que un mero contacto físico a la otra persona. La energía invisible que tu ser espiritual genera la puede percibir perfectamente la otra persona. Un día intenta imaginar que sale una luz blanca muy intensa de las palmas de tus manos cuando acaricias a alguien y espera a ver qué te dice. Hazlo con fe y te sorprenderá cuando, sin que tú hayas advertido nada, la otra persona te diga: «Siento muy rico, me encanta cuando me acaricias así. Hasta me siento mucho mejor en general. Algo me alivia», y cosas por el estilo. Te garantizo que te sorprenderá empezar a tener evidencias de lo que no creías.

El mensaje espero que sea claro. Hay cosas que no podemos ver y sin embargo existen. Si no fuera así, ¿por qué pagamos la luz si no vemos la electricidad? Piensa, ¿por qué pagas la electricidad si no la ves? Quizá me quieras argüir que la pagas porque aunque no la veas, te beneficias de sus efectos. Entonces, yo te digo lo mismo. Quizá no veas tu espíritu, pero sus efectos son tan evidentes como lo que estás sintiendo mientras lees esto. Sé que podrías jurar que estoy platicando contigo. Y lo estoy. Mi dimensión espiritual que es atemporal me permite estar ahora mismo contigo, mientras que mi yo físico quién sabe dónde esté ahora. A mí me pasa igual contigo. Estoy sólo contigo. Te siento tan cerca de mi alma. Siento tu espíritu que, aunque no tenga el gusto de conocer tu cuerpo físico, me emociono de saber que le estoy hablando a alguien. Éstos son de los mágicos momentos en los que se abrazan dos almas, escritor-lector, que entramos a una dimensión donde cualquier otra persona no nos entiende. Creo en esto. Me emociona compartir contigo lo que he podido aprender en mi vida.

Hay otra creencia que te limita a acceder a la dimensión espiritual de tu ser:

5a. creencia limitante: Somos independientes y distintos de los demás.

Nos enseñaron a creer solamente en lo que podemos ver … y ése es precisamente uno de los juegos de percepción más infames cuando ves que tu cuerpo tiene un final que no rebasa los límites de la piel; luego, observas un espacio, aire, y te encuentras con otro ser que empieza con su lindero de piel y lo identificas como «el otro, la otra». Así hemos creído durante años. Más adelante te llevarás una sorpresa cuando te comparta mis recomendaciones de Nueva Conciencia para eliminar esta barrera. Existe un nivel de conciencia en donde te alcanzas a dar cuenta de que no hay diferencia entre tu carne, tu piel, tu ropa, el aire, y la ropa del otro y su cuerpo, y todo lo demás. Somos un continuum. Si todo es energía, eso es lo que somos todos y ahí no hay diferencias. Todos somos uno. Tú decides dónde enfocar tu mente, a la particularidad que genera diferencias y éstas, a su vez, una sensación de aislamiento, o decides ir más allá del ego y empezar a ver que en realidad todos somos uno. Si eliges despertar, surge en ti una …

Nueva Conciencia.

Todos estamos conectados formando un solo ser, un ser llamado: humanidad. Y a su vez, la humanidad con todos los demás seres vivientes y los no vivientes, formamos un solo Todo, lo que yo identifico como Dios. ¿Lo habías pensado así? Lo que le hagas a uno de tus semejantes, te lo estás haciendo a ti mismo en nuestra dimensión de humanidad. Cualquier cosa que hagas, por mínima que sea, afecta a la humanidad y al Universo mismo, en el Todo. El 12 de septiembre del 2001, me invitaron a un programa de televisión porque querían que un motivador diera unas palabras de aliento luego de la tragedia del día anterior. Recuerdo haber dicho algo como esto: “… Sí, estamos frente al duelo más importante de la historia de la humanidad contemporánea. Hemos sido testigos de un atentado terrorista como quizá nunca nadie imaginó. Esto no fue contra los Estados Unidos de Norteamérica, sino contra nosotros mismos como humanidad. Y también quiero compartir en este foro que la televisión mexicana me ha brindado, que el odio generado para este indecible ataque no fue exclusivo de un grupo de personas del Medio Oriente. El odio que tú y yo hemos albergado alguna vez contra alguien o contra algo en nuestra vida, fue nuestra pequeñísima aportación para que en conjunto como humanidad entera generáramos la energía necesaria para presenciar un ataque de esta magnitud.

Aunque de momento no me crea o no me entienda, usted y yo somos corresponsables de lo que hemos presenciado. ¿Le gustaría hacer algo en beneficio y resolución de esta tragedia? Hoy, ahora mismo, procurar amor y ternura por alguien. A quien usted tenga cerca ahora mismo, dígale palabras bellas y siéntalas desde su corazón. Levántese de donde esté y vaya a realizar alguna labor de beneficencia. Lo mejor que puede hacer por ahora es apagar el televisor en este instante. No vuelva a deleitarse viendo estas escenas una y otra vez, alimentarán su odio y venganza en cierta medida. En menos de 24 horas, las fatídicas escenas del derrumbe las he visto más de 50 veces. Es una droga que las fuerzas del mal, el lado oscuro del ser, está generando por su más poderosa vía de diseminación, la televisión. Reciba mi amor sincero y apague el televisor ahora mismo». Se hizo un silencio en el estudio. Yo sentía mucho amor. La televisara no me volvió a llamar para una cápsula motivacional. Ese día recibí la mayor cantidad de correos electrónicos que en toda mi vida había recibido. Todas las personas me felicitaban por el bien que sintieron al apagar el televisor y hacer algo bueno por alguien. Recuerdo haber llorado de la emoción cuando leía esos correos. Mi postura sigue igual, y pronto te darás cuenta de lo que estás dejando meter a tu mente y alma cuando eliges ver ciertos programas de televisión. Cuando decidas pasar una larga temporada sin ver televisión, tu vida cambiará como nunca antes pensaste que fuera posible. De esto no te diré más. Si tu alma está en el momento de recibir el mensaje, lo harás y así conocerás gran parte de la Nueva Conciencia de la que hablo. Todos somos uno.

De momento es muy posible que te cueste trabajo entenderlo, pero cada pensamiento desagradable que tengas hacia otra persona, lo estás teniendo hacia ti mismo. Todo pensamiento enfocado al bien, la verdad y la belleza, para con algo o alguien, lo estarás generando para ti mismo. Vale la pena en la vida tener este despertar.

6a. creencia limitante: Las metas y objetivos son necesarios para el éxito.

Creo que ha llegado el momento de confesar algo que quizá muy pocas personas se esperaban de mí. Tengo el ánimo de ser comprendido. Sucede que durante años fui uno de los principales conferenciantes de mayor impacto en México y en algunas partes del extranjero, que afirmó frente a multitudes (literalmente hablando) creencias y aforismos tales como: «Quien sabe a dónde va, sabrá cuándo ha llegado», «Es necesario tener un objetivo para sentir la motivación de alcanzarlo», «Objetivos gigantes producen una motivación gigante … «, y frases por el estilo, tanto mías, corno aprendidas de otros afamados conferenciantes de talla internacional que en su momento me cautivaron a mí también. Y te diré la verdad: el «numerito» me salía muy bien. Poseo habilidad para cautivar audiencias y hoy sé que estas «poderosas» ideas del éxito cautivaron a miles de personas que me han escuchado a lo largo de los primeros años. Hoy ya no creo en esto. Incluso, varias ideas que plasmé en mis primeros libros ya no son ciertas bajo la perspectiva en la que hoy me encuentro.

Aquí me gustaría aclarar algo. También creo que está tan malo que escribí y creí en mi pasado. Hoy se que funcionó perfectamente en determinada etapa de mi vida y me motivó para actuar. Sin duda se trató de una etapa donde mi estado de conciencia se movía impulsado por el ego. Pero de lo que trata este libro es del verdadero éxito en la vida. Y este verdadero éxito nada tiene que ver con el aparente éxito de perseguir metas y alcanzarlas. Este verdadero éxito tiene que ver con rendirse al te un plan que pareciera estar escrito en piedra y donde lo único que podemos hacer es tener la voluntad de seguirlo. Hasta hoy comprendo, emocionado, ciertas palabras que leí hace años en Un Curso de Milagros que  dicen: «Los milagros son meros signos de la voluntad, de seguir el plan del Espíritu Santo». Juro que incluso ahora que escribo estas palabras me dan ganas de llar porque sé que es cierto. Lo sé. Sucede. Lo vivo diaria intensamente. Hace años lo leí. Hasta hoy lo sé.

A la pregunta que una vez me hicieron de cómo empecé, cómo logre llegar a dónde estoy como escritor y conferencista, no supe qué responder. Lo único que alcancé a decir y te confieso que «se me salió» al abrir la boca fue: «Pues la verdad, fue tan sólo obedecer lo que Dios quiere de uno. Eso es todo». Hoy he comprendido la divina experiencia que es transformar el hacerse interesante en interesarse; interesarse en lo que hacen los demás. Cuando hoy hago la relectura de mi vida me impresiona ver con gran claridad que toda mi vida estaba perfectamente planeada desde un principio. Recuerdo que en mi primaria, desde primer año, «fui elegido» por mis maestras para interpretar el papel de Santa Claus en los festivales de inglés de la primaria frente a grandes audiencias (el personaje que me asignaron fue por razones evidentes al tener las características que se requerían para el «casting», y no era precisamente la barba blanca). Lo hacía tan bien, tan natural, que año tras año me pedían que repitiera el papel. Luego, en mi secundaria, tuve una maestra que me enseñó la materia de «mecanografía» de una manera espectacular, hoy puedo afirmar categóricamente que si no escribiera a la velocidad a la que escribo, me sería imposible haber escrito ningún libro. Se me preparó para lo que hago hoy.

Durante varios años de mi primaria y secundaria, y todavía más acrecentado en mi preparatoria, siempre me eligieron mis maestros para pasar a exponer clase. Uno de ellos, mi extraordinario maestro de Bioquímica a quien le guardo gratísimos recuerdos, me alcanzó a decir: » … estoy pensando que ya mejor des la clase tú porque explicas mejor. Te felicito por tu exposición». Al terminar mi preparatoria, alrededor de mis 18 años de edad, recuerdo cómo mi profesor de Anatomía (materia que se suele impartir en el segundo año) se enfermó gravemente y me llamó: «Alex, ahora que has terminado la preparatoria y entrarás a la universidad veo que tienes toda la mañana libre por este semestre en que harás un curso propedéutico por las tardes. Yo no puedo dar clase por ahora y te quiero invitar a que me sustituyas dando la materia de Anatomía. Fuiste mi mejor alumno y todo consiste en que des las clases con la misma pasión con que exponías algunos temas en el curso». ¿Un muchacho de 18 años dando la materia de Anatomía sin ser doctor ni mucho menos, sino sólo con la «intención» de serIo? Por supuesto que dije que sí, pero dudé mucho que sucediera cuando el director de la afamada preparatoria donde estudié valorara aceptar como maestro formal de Anatomía y durante un semestre a un chavo de 18 años. El director increíblemente aceptó. Como una extraordinaria excepción propuso que sustituyera al maestro durante el tiempo que tardaba en conseguir a un formal sustituto, a un verdadero médico.

Y ahí no acabó la historia, me invitaron a dar otras horas de clase de religión. i ¿ Yo qué sabía de religión?! Mucho de lo que hoy sé. Casi nada. Y bajo mi postura de ser un auténtico lego en la materia, indiqué a mis alumnos que esas horas de religión las ocuparía para platicarles lo que me viniera a la mente y conversáramos. Confieso que cuando hablaba frente a jóvenes adolescentes preparatorianos (y yo siendo uno de ellos por edad), nadie hablaba y habían momentos de silencios intensos y emoción. Risas y amenidad tampoco faltaban. Me sorprendía cuando tocaba la campana para salir y en varias ocasiones nadie se movía de su lugar por seguir escuchando alguna anécdota que contaba o alguna historia que venía a mi mente. Llegué a usar las clases de religión hasta para platicar lo que había soñado la noche anterior y eran emocionantísimas esas clases. Hoy cuando veo mi pasado, se me hace increíble que fuera posible de esa manera. Entonces, ¿cuándo empecé, cómo? Hoy comprendo que no fue algo que yo hiciera, lo único que pude hacer, si es que hice algo, es tener la voluntad de obedecer planes divinos que de otra forma no entiendo. Hoy vivo inmensamente agradecido de las oportunidades -señales- que Dios me brindó para saber el porqué me trajo aquí en forma de humano.

Pero este capítulo no se trata de mi vida, sino quizá se trate precisamente de la tuya y sólo busco compartir reflexiones de mi propia vida para que apoyen la Nueva Conciencia que te estoy sugiriendo para vivir lo que hoy sé que es el verdadero éxito en la vida. Te invito: que despiertes y surja en ti una Nueva Conciencia: Te recomiendo ampliamente que te empieces a relajar sobre tu futuro y sencillamente «te dejes» impulsar en la dirección que Dios tiene para ti en sus majestuosos planes. Eso es dejarte fluir.

Ya cuento en años el tiempo donde yo he sentido esto claramente. Me ha surgido una comprensión interna de que estaba siendo impulsado hacia determinada dirección y yo solamente participo, ejerciendo mi libertad, con la voluntad de seguida. En mi secundaria incluso en mi preparatoria y primeros años de universidad, puedes apostar a que no sabía que me iba a convertir en conferenciante motivacional y escritor. Y más, en esa época, ni siquiera sabía que existía esta carrera de conferenciante motivacional! Y hoy sé que los hilos se estaban tejiendo desde entonces y quizá desde mucho antes de nacer.

Dios nos guía. Si de preguntar se trata, hay que preguntarle al escritor de la historia, y no al lápiz. Dios es el escritor, deje que entrara a mi corazón y hoy soy verdaderamente feliz Dios nos pone caminos clarísimos que cuando lo seguimos haciendo de lado nuestra testarudez por seguir los nuestros, todo marcha bien. Bueno, esto es todo Te lo quería decir. Dios te ama, a ti y a todos también» Querido lector, lectora, éstos son de los momentos en donde me emociono casi hasta las lágrimas de saberme dentro de un plan.

Quiero invitarte a descubrir una de las verdades que llegaron a mi vida en días muy recientes, llegó rotunda, llegó contundente, llegó con la fuerza de la verdad que se sabe en el mismo instante en que se descubre. Aquí está para ti: «La tarea más importante de tu vida, jamás te será asignada». Aquí no hay metas que alcanzar, objetivos que lograr para alcanzar el éxito, aquí en el verdadero éxito de la vida, sólo se necesita abrir la puerta de nuestro interior y observar que ahí hay ya un destino. No hay nada que buscar afuera. No hay que obedecer las recomendaciones de los otros, incluso de buena fe, para alcanzar el éxito. No, nada de eso. Tan sólo hay que abrir nuestro corazón y sentir el divino sentido que se nos ha puesto en él desde mucho antes de nuestro nacimiento. Hoy tengo la idea de que cuando el ser humano nace, en ese instante ya viene depositada en su corazón la misión para la que bajó a esta Tierra. Descubrir esa misión te hará hacer cosas que nadie te asignará, nadie, ni maestros, ni padres, ni mentores, ni nadie en absoluto. Es algo que surge de ti. Proviene de tu yo interior, de tu espíritu. Y cuando empiezas a hacer esto, comprendes perfectamente esta Nueva Conciencia: «La tarea más importante de tu vida, jamás te será asignada». Es algo que viene de dentro de ti.

Somos muchos los que ya hemos entrado a esta dimensión donde emprendemos acciones que nadie nos las ordena, realizamos actos que nadie nos recomendó, simplemente hacemos y lo más impresionante -por lo menos como me pasa a mí- es que lo hacemos con un altísimo grado de compromiso, como si en ello se nos fuera la vida. Nadie te presiona, nadie te pone fechas límites de entrega, nadie te vigila, pero tú sientes toda esta presión. Vamos más allá, dejamos de hacer varias cosas que otros nos recomiendan por hacer la tarea más importante, algo que nadie nos dijo hacer y proviene de nuestro corazón. Así llegué a ser conferenciante y escritor de superación personal. Así han llegado miles a vivir en su propio paraíso terrenal. Obedeciendo a la manifestación divina que todos llevamos dentro.

Por favor, date el tiempo necesario para saber si lo que haces es tu tarea más importante. Quizá disfrutes enormemente ayudar a alguien en sus tareas, y ese espíritu de ayuda es real, es tu tarea a la vez, así gozarás enormemente el saberte colaborador de alguien, sabrás lo importante y trascendente que es tu trabajo. Quizá disfrutes al imaginarte escribiendo música, y si dejas muchas otras de tus tareas por escribirla, fluirá a través de ti una gran sensación de plenitud y seguridad mientras lo haces. Ahí es donde la seguridad y alegría se encuentran.

No copies modelos de éxito que pueden venderte agencias publicitarias, revistas, libros, programas de televisión, modas. No. Comprende que todas estas vías de comunicación eligen un «modelo de éxito basado en el ego». Eso vende. Lo único que les interesa es precisamente eso, vender. Si sigues estos modelos, ellos cumplirán su objetivo y tú acrecentarás tu ego. El éxito es una experiencia tremendamente personal que no debe estandarizarse en conceptos aplicables a todo el mundo. A estas alturas de tu lectura, ya debes estar convencido de esto. Tu éxito no depende de las metas que te sugieran alcanzar o del estatus al que conviene llegar adaptando cierta imagen. Tu verdadero éxito en la vida es tu propia experiencia al dejar que lo que llevas dentro surja y te guíe.

La creencia limitante: Los sueños son una cosa y la realidad es otra. Ésta es una de las creencias que tenemos más arraigada, pero que no es verdad. Fuimos entrenados desde niños a creer que los sueños son algo irreal y que todo lo que percibimos en estado de vigilia (despiertos) es lo real. Hoy sé que esto no es así. Los sueños son una continuidad de nuestra realidad durante la vigilia y a miles nos marcan lineamientos en nuestra búsqueda espiritual.

Aquí no quiero sugerir el mundo de la interpretación de los sueños desde el punto de vista psicoanalítico o de alguna otra forma de análisis onírico. Lo que aquí te quiero proponer es que, con voluntad, se puede llegar a estar consciente de que estamos soñando. Observamos el sueño al mismo tiempo que lo estamos soñando. Esto es un sueño lúcido, en el que se pueden percibir perfectamente diferentes estados de conciencia y diferentes niveles de realidad, pero todo es real. Lo que uno ve, con quien uno dialoga, los temas que se tratan, son información en extremo valiosa que nos indica caminos a seguir, momentos a valorar, acciones que evitar. Cualquiera que haya vivido lo que aquí estoy diciendo puede asentir y confirmar esta verdad. Si no pones atención a tus sueños creyendo que éstos no son realidad, entonces es normal que no creas lo que te estoy diciendo. El ser humano sólo puede alcanzar a ver lo que primero cree. Hay que creer para ver. Y una vez que tú eliminas de tu vida la creencia de que los sueños sólo son manifestaciones de residuos diurnos de nuestra actividad sin significado ninguno, y permites albergar la Nueva Conciencia de que los sueños sí son la realidad de otra dimensión donde tú también te encuentras, éstos se transforman en una mágica aventura que vives todas las noches. Esto es verdaderamente fenomenal.

Uno se alcanza a dar cuenta de que coexiste en esta 3a. dimensión y al mismo tiempo en otras muchas y uno puede alcanzar a darse cuenta cómo una dimensión afecta a la otra. Y algo más hermoso todavía: uno puede alcanzar a dialogar con otros seres espirituales de otras dimensiones. Muchos de ellos identificados corno maestros cósmicos que están contigo en todo momento; pero que muy pocos han logrado identificar. Hoy sé que existen y sé corno funciona su guía. Esto no es nada relacionado con esoterismo o con áreas paranormales del conocimiento humano; es la vida que te dos llevamos normalmente. La única diferencia es que unos han despertado para ver y otros siguen dormidos en creencias limitantes de su pasado. Si quieres despertar, si quieres hacer surgir en ti una dimensión de realidad mucho más emocionante a la que estás acostumbrado, permite en ti una Nueva Conciencia.

Cuando te vayas a dormir, en lugar de acostarte y esperar inconscientemente ser vencido por el sueño, ahora acuéstate con toda conciencia de que estás entrando a otro lugar. Igual de real que el mundo de tu vigilia, pero tremendamente distinto. Es permitir que tu conciencia se dé cuenta de tu entrad: al mundo onírico. Esta recomendación que te hago es un primer gran paso para tener un sueño lúcido. Si le practicas durante una semana, verás que los resultados de la calidad de tus sueños te sorprenderán a tal magnitud que empezarás a creer por convicción propia lo que hoy te digo. Cuando llegue el momento en el que puedas entablar un diálogo llano y claro con alguien que murió hace tiempo y no sientas nostalgia sino alegría, comprenderás por qué me emociona compartir esto.

Debes hacer un esfuerzo por capturar los datos de tu sueño. Desde lugares, personas, colores o lo que tus maestros cósmicos te señalen. Yo, desde hace años, he recibido mensajes tremendamente claros. Para conservar la información que se nos puede dar a través de los sueños, tengo una grabadora de reportero junto a mí. Lo que he llegado a grabar, al escuchado al día siguiente, juro que no es normal. Números, calles, personas, ideas, conceptos, silogismos de una gran conclusión y hasta textos casi Íntegros que hoy conforman partes de mis libros. Hoy te comparto a ti lo útil que puede ser. Cuando la uses te sorprenderá. Hoy incluso, gracias a que las agendas electrónicas incluyen una grabadora de voz, también sé que se puede soñar despierto y cuando viajo, en el auto, caminando, al final de una comida, en fin, en miles de lugares y circunstancias, he podido grabar lo que se me ha dicho con gran sorpresa para las consecuencias que me ha generado. A todos se nos habla. Hay un «Morfeo» que se nos aparece en sueños y nos da indicaciones. Por favor, haz esta prueba y, si te es posible, envíame tus comentarios al correo electrónico que está al final de este libro. La retroalimentación que nos podemos brindar nos puede ayudar a seguir creyendo en Nueva Conciencia.

Darse cuenta de la información que recibimos en sueños hace más emocionante la vida y más real tanto la vigilia como el mismo sueño. Carlos Castaneda en su libro El Arte de Soñar escribe: «La tercera puerta de los sueños se alcanza cuando te encuentras en un sueño, contemplando a alguien que sueña. Y ese alguien resulta ser tu propia persona». Es un estado de conciencia en donde mi yo físico es observado por mi yo espiritual y así se es consciente de lo que sucede en el sueño.

Esto puede implicar un cambio radical en cuanto a lo que tú sabes o te han enseñado de los sueños, es un mundo nuevo, es un mundo donde se te permite soñar despierto y se te permite impregnar tu vida de vigilia con la magia de la conciencia soñadora.

Con esto, concluye mi lista de las siete creencias limitadoras para acceder a la conciencia espiritual de tu ser. En cada una de ellas te he dado mis recomendaciones de Nueva Conciencia con el único fin de compartirte estrategias claras y de aplicación inmediata para que decidas dar este primer y apasionante paso hacia una vida de verdadero éxito.

No quiero que sientas enojo ni culpa ni resentimiento en cuanto a lo que te enseñaron a creer. No quiero que sientas que estás o estuviste mal. Todos pasamos por lo mismo y sólo es cuestión de evolucionar. Todas las creencias que en su momento sirvieron de referencia en tu vida, aún las basadas en un tremendo ego, fueron necesarias para el momento que te tocó vivir por designio divino. Hoy sólo se te presenta la opción de dar un paso adelante. Quiero recomendarte que des las gracias por todas las creencias que albergaste durante años y que con esa manifestación de amor, las dejes pasar para dar lugar a otras nuevas. Haz conciencia de la magia que hay en esta invitación a cambiar. Incluso, este libro lo tienes ahora mismo en tus manos como evidentísima manifestación de tu búsqueda espiritual. Por algo llegó a ti. Si analizas la forma en que este libro llegó a tu vida, si analizas paso por paso, te quedarás boquiabierto si alcanzas a ver la enorme cantidad de circunstancias que necesitaron tejerse para que así sucediera.

Ahora, ¿a dónde puedes entrar si sabes a ciencia cierta que te limitaba creer que mucho y más es mejor?

  • .. .la culpa de lo que vives ¿la tienen los otros?

• .. ser idealista es ¿no ser realista?

• .. ¿sólo hay una existencia y es física?

  • … ¿somos independientes y distintos de los demás?

• . .¿las metas y los objetivos son necesarios para el éxito?

• .. ¿los sueños son una cosa y la realidad es otra?

Hoy te digo: el lugar a donde puedes entrar es a un dichoso espacio de tu ser dónde vives con paz y en armonía, donde tu espíritu se manifiesta, donde tu alma rebosa de felicidad. Un lugar a donde todos estamos llamados. Un lugar donde cada quien entra «en su momento». Ojalá que este capítulo te ayude a iniciar tu momento. Si es así, con un gran entusiasmo podrás darte cuenta de que puedes ir …