278-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=ZFDJrOT-Ru4
278. ¿Que no Estoy Aceptando?
Autoestima 278- Que no estoy aceptando – Curso de autoestima – Podcast en iVoox
El secreto más grande de todos los logros está en la creencia
Napoleón Hill
Sugerimos que previamente leas los capítulos 275 al 277.
Tenemos tres preguntas para empezar:
¿Sufres, tienes angustia y miedos, así sea en pequeños niveles?
¿Qué es lo que no estás aceptando? Cualquier sufrimiento angustia o nivel de miedo que encuentren en su interior esta originado en una incapacidad de aceptar algo. Vamos a tratar de descubrir que cosa es ese algo.
¿Cómo puedo yo aceptar eso? Conociendo la ley que lo rige y ¿cómo puedo aprender a aceptar eso? Comprendiendo que la limitación está en tu mente y no en ninguna otra parte. Mientras yo no haya comprendido que la limitación es interna, no tengo posibilidad de solucionar el problema, porque el problema del ser humano no está afuera. Está adentro, y la solución también. No vamos a buscar cosas afuera porque afuera solamente es el reflejo de lo que hay adentro. Háganse esta pregunta cuando encuentren cualquier miedo o cualquier sufrimiento… Por ejemplo, tengo miedo de ir a tal lugar, ¿qué es lo que no estoy aceptando? Que no necesito ir a ese lugar. Tengo miedo de que le suceda algo a una persona que es importante para mí… ¿qué es lo que no estoy aceptando? No estoy aceptando que no soy dueño de las personas y que mi paz y mi felicidad no dependen de otros sino de mí mismo. Tengo miedo de perder algún bien material… ¿qué es lo que no estoy aceptando? Que estoy apegado a algo porque creo que de eso depende mi vida. Eso no es cierto; mi vida no depende de eso. No somos dueños de nada, ¡administramos cosas! Tengo un sufrimiento porque alguien hizo algo con lo que yo no estoy de acuerdo, ¿qué no estoy aceptando? No estoy aceptando el comportamiento de otra persona… así, sucesivamente…
Todo sufrimiento, y toda angustia, y todo malestar interior, se origina en algo que yo no soy capaz de aceptar. Digo… “Es que tú eres muy desordenado…” Qué pena, el problema es que yo no acepto la organización que él tiene. “Es que tú eres muy mal educado…” Ese no es el problema; el problema es que yo no acepto lo modales de él. El problema está dentro de mí. A esto lo llamó el maestro Jesús, la paja en el ojo ajeno y la viga en el tuyo. Que yo me molesto con lo que los demás hacen, y la limitación es mía: quiero cambiarlos a ellos para no sentirme molesto; es decir, quiero mantener mi ego. Esa es la causa del sufrimiento.
Cuando tú te preguntas, ¿qué es lo que no estoy aceptando?, la respuesta aparece instantáneamente, pero luego el ego va a decir: “¡Pero es que esto es inaceptable!” No hay nada inaceptable, lo que pasa es que no soy capaz de comprender la ley que lo rige.
Para poder aceptar algo yo necesito conocer la ley que rige el proceso. Es lo que estamos estudiando en este taller: Leyes de Evolución, Leyes de Correspondencia, Procesos Pedagógicos del Universo.
Bueno, finalmente yo puedo decir: “Esa es una Ley del Universo necesaria para un proceso Pedagógico de la evolución de la conciencia…” ¡Perfecto! Pero, ¿cómo puedo aceptar eso, como aprendo eso? Entonces ahí necesito comprender algo sencillo: la limitación que origina el sufrimiento está en mi propia mente y no en ninguna otra parte.
Si yo sufro porque en el país hay inseguridad, ¿dónde está la limitación? ¡En mi mente! Yo tengo miedo de perder algo que yo creo que necesito… No puedo perder nada de lo que necesito como tampoco puedo conseguir nada que no necesite. Preocuparme porque voy a perder algo que necesito, es ignorancia. No puede perderse lo que necesito. Estén tranquilos, el ego es quien crea un falso concepto de libertad.
Para usted, entre estos dos aspectos, ¿cuál es libertad?:
¿Hacer siempre lo que se me da la gana o asumir las decisiones que yo tomo frente a la vida… ? ¿Se ha puesto a pensar que en el mundo externo a mí es imposible hacer lo que se me da la gana? Porque cuando yo quiero hacer algo que va en contra del derecho de otro ser viviente, no digo ni siquiera humano…, de cualquier otro ser viviente, yo ya estoy en contra del Orden del Universo pues no estoy respetando a ese ser. ¿Usted creen que tenemos el derecho de irrespetar y pasar por encima de los demás seres? Entonces la libertad externa no existe… Lo que existe es la libertad de pensar y de decidir ser feliz, y la decisión de respetar a los demás para que yo, a mi vez, pueda ser respetado por ellos. Eso sí existe.
Alguien dice: “¡Pero si yo puedo ir a algún lugar! ¿Por qué alguien tiene que decirme que no puedo ir ahí?” ¿Eso es sabiduría o eso es ego? Eso es ego… y es lo que nos lleva a meternos en todos los problemas del mundo. El ego quiere hacer las cosas a su manera y no es capaz de pensar y obedecer la ley del Universo.
Cuando yo quiero hacer las cosas a mi manera, el universo me va a responder de esta manera: “Tienes derecho, tienes libre albedrío, pero, ¡asume el resultado de tu decisión!”
Hemos dicho: “Mira… aquí hay dos caminos: el camino que a ti te corresponde es éste y no este otro…” y tú dices: “No, es que yo quiero ir por éste… “Si tú decides ir por ése, eres libre de hacerlo, pero el resultado de ir por ese camino lo recogerás. Tú no vayas a culpar a nadie. Eso es lo que pasa cuando nos dejamos guiar del ego… Yo quiero hacer cosas que no me corresponden, trato de ser libre con una falsa concepción de libertad y me voy en contra o de los derechos de los demás, o del orden pedagógico del universo, y así me hago correspondiente con todos los problemas que usted quiera.
Para no tener estos problemas, necesito aprender algo que nos cuesta mucho trabajo en el ego: obedecer las leyes; respetar a los demás, para poder ser nosotros respetados.
Preguntas:
¿Cómo puedes reconocer lo que no estás aceptando?
¿Qué síntomas puedes reconocer ante lo que no estás aceptando?
¿Cómo puedes saber que ya lograste aceptar algunas situaciones?
Definitivamente, cuando tengo ira, tristeza, angustia, estrés, miedo, apego, es porque hay algo que yo no acepto. Cuando me siento obligado a hacer algo, hay algo que no acepto.
En general, cualquier situación que no sea de paz y armonía está relacionada directamente con una no-aceptación de una realidad de la vida…, ¿se dan cuenta lo lamentable que es no saber aceptar la realidad? ¡Es dramático para el interior!
Cuando una persona tiene cualquier nivel de sufrimiento interior ante algo que no acepta, su ego trata de disfrazar la situación para que no se elimine, porque si se eliminara, se eliminaría el ego mismo. Entonces todo sufrimiento ante algo externo, es una limitación mental que yo tengo, limitación que no me permite aceptar la realidad. Por ejemplo una persona celosa, ¿qué es lo que no está aceptando? No acepta que no es dueño de nadie, no acepta que otra persona pueda encontrar satisfacción o felicidad en otros, tampoco acepta la posibilidad de que la felicidad de esa persona no depende de otra sino de él mismo, no acepta que las personas pueden estar o no estar, y que lo que necesitamos es sentirnos felices con la felicidad de otra persona. Son muchas cosas las que no acepta, y eso lo lleva a generar una reacción interna que se llama limitación mental. Igual va a pasar con cualquier cosa: Si yo tengo estrés, ¿qué es lo que no estoy aceptando? No estoy aceptando que hay una situación que es superior en un momento dado a mi capacidad de acción, y no estoy aceptando la posibilidad de que yo voy a disminuir algo porque yo creo que no puedo vivir sin eso. Siempre está la no-aceptación, cuando tú le dices esto a la vida: “Yo no aceptaría esto de ninguna manera. Yo no puedo vivir sin esto”. La vida te va a responder: “Vamos a demostrarte que sí puedes”. Es la ley de correspondencia, a través de la no-aceptación.
Una señora dijo una vez estas palabras dramáticas, en un momento dado de su vida cuando quedó viuda: “Yo no podría ser capaz de vivir sin mi hijo porque perdí a mi marido”. Al haber dicho esas palabras, “no soy capaz”, la vida le dijo, “Vamos a demostrarte que tú si puedes vivir sin él”, y el chico murió en un accidente. La no-aceptación nos hace correspondientes con las situaciones. Cuando tú estás sufriendo por algo, es algo que no aceptas. El ego disfraza las situaciones para que yo no las busque, porque si no, las voy a quitar y el ego también se acaba.
Para que se orienten un poco mejor, daremos una lista muy específica, como cuando llega un paciente a donde un médico y le dice, “Mire doctor, yo me siento mal”, y le pregunta que síntomas tiene, y por los sintamos se va a acercar a un diagnóstico y le manda unos exámenes. Haremos lo mismo con la parte mental.
Cuando estás sufriendo, ¿qué síntomas tienes?
Antes me gustaría decir algo, en la tercera pregunta. Logras saber que ya aceptaste alguna situación porque en tu interior hay un síntoma inequívoco ante la aceptación que se llama paz interior, satisfacción, alegría, entusiasmo y energía para la acción. Cuando eso es lo que está presente, tú sabes que ya aceptaste algo. Ante la aceptación desaparece la posibilidad de sufrimiento. Más adelante vamos a ver que no solamente desaparece el sufrimiento, sino que se abren las puertas de la abundancia.
Mientras yo no acepte algo, me hago correspondiente con la situación que me enseña a aceptarlo. Cuando lo acepto, esa situación ya no es necesaria. Entonces la persona que lucha contra algo, cada vez se hace más correspondiente con mantener esa situación. “Todo aquello a lo que tú le hagas resistencia, se manifestará con más fuerza contra ti”, porque esa es una ley del Universo. Deja de hacerle resistencia a la vida, y ninguna fuerza podrá ir en contra tuya, ese es el secreto de la aceptación.
Usted habrá observado algo: una persona dice, “A mí me gustaría trabajar en tal empresa”, y pasa y pasa hojas de vida o currículos y… nada. Un día, la persona dice, “Si ese puesto no es para mí, acepto. Mañana voy a decirle al señor que voy a recoger las hojas de vida porque ya no me interesa trabajar en su empresa…” Cuando llega a hacer eso, le dicen: “Aquí está listo el contrato para firmarlo…”. Sucede porque ese día aceptó lo que la situación le estaba enseñando.
Una persona dice, “Mire si yo… lo peor que podría pasarme a mí sería perder una pierna”. Y seguramente la vida le va a decir, “Te vamos a demostrar que puedes ser feliz con una sola pierna”. Pero si la persona dice, “Yo podría ser feliz en cualquier situación que la vida me presente porque la felicidad está es en mi espíritu, no en mi cuerpo ni en la situación”, a esa persona no le pasa nada, porque no necesita aprender nada. Cuando alguien tiene un rechazo a la vida, no acepta la oportunidad de aprendizaje que ofrecen las dificultades y la persona dice, “Yo rechazo la vida, más bien me suicido porque la vida es muy difícil”, ¿qué no acepta? La oportunidad. En el sobre proteccionismo, que es tan común en los padres, ¿qué es lo que no están aceptando ellos? La experiencia de misión y destino que cada uno de sus hijos o personas traen. No la están aceptando. Así sucesivamente.
Cuando yo me preocupo por algo, ¿qué no estoy aceptando? ¿Qué puedo perder? Algo que yo ya no necesito. Ese es el motivo de la preocupación; no has comprendido que jamás podrás perder lo que necesitas, y que si alguien se lleva algo es porque tú ya no lo necesitas, o lo que necesitas es la experiencia del desapego.
Cuando criticamos a los demás, no estamos aceptando las costumbres, las ideas y las decisiones de los demás… es decir, no los estoy respetando.
El ejercicio es dejar de sentir estos efectos que llamamos reconocimientos, y si quiero liberarme de estos efectos, debo ser capaz de aceptar lo que no acepto. Por ejemplo, cada quien hace y dice lo mejor que sabe aunque se equivoque, y yo no tengo por qué ir a rechazarlo, ni a juzgarlo, ni a criticarlo… Él tiene derecho a eso, él no tiene la culpa de que yo me sienta mal con lo que él hace: esa es la reflexión para poder empezar a comprender la necesidad de aceptar a las otras personas como son.
Haz una lista de todo lo que no estás aceptando, cada vez que tengas angustia, celos, ira, mal genio, estados depresivos… Cada vez que tengas estrés, vas a preguntarte qué es lo que no estás aceptando ante cada situación, qué no genera paz en tu interior. Todo ello se va anotando en un cuaderno “libro de bitácora”, no tienes que mostrárselo a nadie. Va a ser muy personal. Un ejemplo para la lista podría ser: “No encuentro paz en mi interior porque el dinero no me alcanza”. No estoy aceptando que podría vivir de otra manera más reducida, que no puedo o no quiero bajar de estatus, que la función que estoy haciendo muy probablemente no es la mía. Que quiero trabajar sobre los destinos de los demás, en lugar de trabajar sobre los míos. Como ven, se originan muchas cosas que no estoy aceptando de una situación física que está sucediendo…
La persona que tiene un malestar físico o una enfermedad, no está aceptando que lo que le impide ser feliz no está en su cuerpo sino en su mente. No es capaz de curarse porque sencillamente necesita la enfermedad como parte de su proceso pedagógico espiritual.
Obsérvense todo el mes para completar el libro personal de trabajo y ante cualquier situación que no sea paz, que no sea armonía, pregúntense ¿qué no acepto? Lo anotan y comprobarán que sale una lista de trabajo supremamente interesante.
Los invito a que abran otro cuaderno que es el que vamos a ir llenando en la medida en que desocupamos el primero. Ese otro cuaderno se va a llamar: Lo que yo ya tengo aceptado. ¿Usted como reconocería lo que ya tienen aceptado?… Porque ya no genera angustia o miedo.
Otro ejemplo: si una persona se sube a un avión y no puede disfrutar el viaje plenamente ¿qué es lo que no está aceptando? No que se va a caer el avión; ese no es el problema. Ella no está aceptando varias cosas, por eso éste es un ejercicio profundo de introspección. Veamos… Si yo tengo miedo a perder el cuerpo – la vida no se pierde; decir “perdió la vida” no es correcto. La vida no se pierde porque la vida es eterna, porque es una partícula de Dios, divina y eterna como lo es Él. La vida entra y sale de la materia constantemente; cuando entra a la materia, la materia se anima… Eso es lo que se llama el soplo divino… Cuando la vida sale de la materia, la materia se desanima, se desorganiza pero no se muere… Lo correcto es decir que se pierde la forma. Tampoco se pierde el cuerpo. El cuerpo físico está constituido por una materia indestructible como la energía que es y la materia se organiza y desorganiza constantemente en el universo sin aumentar ni disminuir. ¿Qué es lo que realmente se pierde? La forma… Se pierde sí la ignorancia acumulada en la mente, porque esa no puede trascender… Queda lo que somos: la esencia divina de Dios y las verdades que se han reconocido, las cuales se acumulan en el archivo de conciencia.
Entonces, cuando una persona tiene miedo a morir no acepta varias cosas: que ella le puede hacer falta a los demás, es decir, no acepta el destino de las otras personas. No acepta que ella de pronto está haciendo algo que le gusta hacer, o que quiere hacer, o que considere importante hacer y que no pudiera completarlo. Que en un momento dado pueda salir de la materia y pasar a otra experiencia diferente a la de la materia, y por eso tiene miedo de perder el cuerpo. Si la persona tuviera aceptado todo eso, en lugar de miedo, disfrutaría totalmente cualquier experiencia. Disfrutaría viajar en avión.
Cuando yo no puedo aceptar algo, no puede haber un disfrute, una satisfacción. Si no eres capaz de disfrutarte algo, es porque hay algo que no aceptas. Aquello que eres capaz de disfrutar, es porque ya lo tienes aceptado.
Aquello que trae paz, alegría, entusiasmo y sube tu energía para la acción, está relacionado directamente con lo que tú ya tienes aceptado, con lo que ya tienes comprendido.
Si yo disfruto mi casa, es porque ya tengo aceptado que esa es la casa perfecta para mí. Si yo me quejo de mi casa, es porque no la tengo aceptada. Si disfruto mi pareja y ella conmigo, es porque tengo aceptada que es la persona perfecta. Pero si no la he aceptado y me estoy quejando de mi pareja, entonces yo tengo sufrimiento porque yo no la acepto. Igual sucede con los padres, los hijos o los vecinos. Si me quejo de mi país, es porque yo no lo tengo aceptado, y así cualquier cosa de la cual me queje.
La persona con capacidad de aceptación es la persona que es capaz de ser feliz por sí misma. Por ejemplo, supóngase que hay una pareja que vive en una casa cualquiera. Uno de los integrantes de la pareja se siente muy feliz en esa casa y la otra persona no. Eso indica que una persona tiene aceptada la casa, y la otra no. Y como el destino es algo personal, y no colectivo, entonces entraríamos en una situación de buscar un acuerdo o una conciliación de esa diferencia… ¿Usted quien creen que tiene más posibilidad de hacer cualquiera de esas dos cosas… – el que se siente feliz en su casa cambiarse de casa para darle gusto a la otra persona o viceversa, el que no se siente feliz en su casa empezar a sentirse feliz en ella, para poder apoyar al que sí se siente feliz? ¿Qué considera más fácil que se haga? La primera… porque el que se siente feliz, tiene más comprensión, más flexibilidad mental, más sabiduría y más amor, y el que tiene más puede dar más. El que tiene menos no tiene de qué dar. Entonces en caso de relaciones acuérdense del curso anterior, el que cede gana.
Sugiero poner en práctica un juego muy sencillo: El que cede gana, el que gana pierde. Cada vez que se presenta una disparidad de criterios en una relación, el que cede (en forma conciente y voluntaria, dándose plena cuenta de lo que está haciendo) ha ganado en flexibilidad, en aceptación, en comprensión. Ha derrotado su ego. Ha ganado algo. El que gana pierde, porque dejó pasar la oportunidad de aprender algo. “Triunfó” pero quedó igualito…
Si tú no eres capaz de ser feliz en cualquier lugar, tienes problema de adaptación, de ubicación.
En alguna ocasión un maestro iba caminando con su discípulo y este le dijo:
– Maestro, yo admiro tanto la paz que Usted tiene… Yo veo que en todas las situaciones que van transcurriendo a lo largo del camino, yo me afecto con ellas pero Usted no. Enséñeme a ser eso que me parece tan lindo.
El Maestro lo miró y no le contestó. Siguieron caminando y de pronto el Maestro vio una alcantarilla destapada y empujó a su discípulo dentro de ella. El Maestro se asoma sonriente y mira al discípulo y le dice:
– ¿Cómo te sientes?.
El discípulo contesta, “Me siento horrible; esto es horroroso. Sáqueme de aquí.” El Maestro le dice: Tú me acabas de hacer una pregunta; te la estoy respondiendo. Cuando seas capaz de sentirte feliz ahí abajo, estás listo para tener paz imperturbable.
Cuando no acepto algo me hago correspondiente con aprenderlo y ese es el lugar perfecto para eso.
Para poder ser un individuo de tercera clase, necesito haber desarrollado primero una condición espiritual interior. Es decir, yo no puedo enseñar lo que no sé y no puedo dar lo que no tengo. Fíjense como nos engaña el ego… Dice que se preocupa por los demás y dice, “Yo quiero trabajar para solucionarle los problemas a los demás”, pero resulta que yo no he podido solucionar los míos. Si yo no he podido solucionar mis problemas, ¿qué le puedo ofrecer yo a los demás? Les voy a ofrecer mis limitaciones, mis problemas y mi ignorancia.
El camino correcto del servicio es hacer algo positivo. Si para usted los demás son importantes, entonces necesita tener dos herramientas para poderles servir a los demás: Saber cómo y Tener con qué.
Si yo no he solucionado mis problemas personales, yo no tengo cómo porque no sé. No tengo con qué, porque no sé cómo hacerlo. En este proceso de la aceptación, si de verdad aspira a servirle a los demás no desde el ego sino desde el amor, lo primero que necesitan es solucionar su problema personal. Mientras no lo haya hecho, soy un peligro porque estoy pensando que los demás tienen que hacerme feliz y producirme satisfacción. Y si no lo hacen me desilusiono de ellos y los agredo. ¿Soy peligroso o No?… Peligrosísimo. Mientras yo sufro, no sé cómo ser feliz. Y si no sé cómo ser feliz, ¿tú qué crees que le puedes ofrecer a otra persona?
El ego trata de hacer lo que no sabe, y se siente bueno, dice, “Hay que darles a los pobres, hay que ayudar a los demás, hay que ser solidario”, y se siente bueno y no tiene ni idea de cómo se hace eso.
Si tú estás confundido, confundes a los demás. Por ello es mejor quedarme callado. Si yo no tengo nada para ofrecer, entonces tengo mucho para pedir y no soy un apoyo sino una carga. Si entramos a hacer relaciones siendo cargas para los demás, esas relaciones no van a duran mucho. Necesitamos ser complementos para los demás y que los demás sean complementos para nosotros. Una persona con felicidad, con amor, es capaz de compartir su felicidad y su amor con otros. Una persona sin amor comparte sus limitaciones y genera toda clase de conflictos. Entonces, ¿por dónde hay que comenzar el trabajo?… Por mí mismo; ese es el punto de comienzo de todo.
Cuando somos libres mentalmente, estamos listos para amar. Para poder hacer eso, necesito aceptar todas las situaciones a mi alrededor; y para poderlas aceptar, necesito comprenderlas. Es todo un trabajo: Necesito comprender que todo lo que sucede es perfecto porque responde a un diseño pedagógico necesario para la evolución de la conciencia. Son los ejercicios que la vida nos pone a nosotros y a los demás. No luches contra ellos.
Si tú tienes paz interior, y no estás sufriendo ante ninguna cosa, las personas que sufren a tu alrededor no pueden comprender la razón del por qué tú no sufres ante algo que para ellos es un drama. No lo pueden entender porque no tienen la información para entenderlo. Si dices, “¡Esto no tiene importancia! Pero usted, ¿de qué se queja?”, las personas te van a agredir diciendo, “Usted es un insensible; usted es un malo, un descorazonado…”, y toda clase de apelativos. Para que eso no pase necesitas que no se note que tú tienes paz; que tengas paz pero que no se note. La persona te puede preguntar, “¿En qué nos vamos para tal parte? Esto es peligrosísimo…”. Tú le dices a la persona para apoyarla, “Tú tienes razón; esto es peligrosísimo. Vamos a buscar algo que sea menos peligroso…” Tú sabes que no hay nada peligroso, pero hay unas señales de la vida que son muy claras. Yo les digo esto a las personas, y he verificado que funciona de una manera perfecta: El miedo jamás es un aviso, es una limitación mental.
Los avisos son situaciones claras que llamamos las leyes de advertencia. Cuando tú veas advertencias, cuando la vida te está diciendo, “No hagas algo”, no lo hagas. Si lo haces, estás siendo terco y te vuelves correspondiente con cualquier problema por tu terquedad. Si tú no ves obstáculos, puedes hacer lo que quieras y no habrá problemas. Si los ves, no lo hagas.
Cuenta una historia del Maestro Saint Germain, que una vez llegó a un velorio y cuando entró a la sala de velación (él mira un poco más allá de lo que los demás miran) y vio el espíritu del cuerpo que había salido, vio que era un espíritu brillante que había aprovechado su experiencia de vida y tenía un nivel de desarrollo como para transcender a otras experiencias. El Maestro se sintió muy feliz viendo el desarrollo del espíritu y estaba muy sonriente… Un amigo le dijo, “Maestro, su actitud de sonrisa y de alegría contrasta con el sufrimiento de todas estas personas a su alrededor”. Entonces el Maestro miró hacia abajo y le dijo a su amigo, “¿Sabes que tú tienes toda la razón? Vamos a llorar un poco…”.
Continúa en el capítulo 279……