131-Curso de autoestima. Para ver en video: https://www.youtube.com/watch?v=uelt-cqbDYA
131. Alquimia de la Adversidad
Autoestima 131- Alquimia de la adversidad – Curso de autoestima – Podcast en iVoox
“ La gente no necesita cambiar sus problemas, sino sus perspectivas”.
– John C. Maxwell
Claves para progresar cuando las cosas parecieran no funcionar
Cuando se te cae la tostada con mantequilla –o mermelada o cualquier otra sustancia apetecible y pegajosa– esta siempre aterriza con la cara untada hacia el piso.
¿Te ha pasado?
Eso es lo que dice una de las leyes del famoso Murphy. Ese mismo que dice que si algo puede salir mal, saldrá mal.
No es que yo crea en la negatividad predeterminada –ni para los efectos en cualquier otra manifestación previamente marcada por un destino supuestamente inexorable. Pero definitivamente la adversidad, las crisis, los problemas y los fracasos son parte del vivir.
Son elementos que pueden hacerte –más fuerte, más sabio e incluso más compasivo– o deshacerte. Todo depende de cómo decidas reaccionar ante ellos. En este sentido, te ofrezco algunas estrategias para que, como alquimista transmutando plomo en oro, seas capaz de transformar la adversidad en oportunidad de progreso.
Aduéñate de tus significados
Tu respuesta a lo que te sucede en la vida tiene como origen el significado que le otorgas a eso que ocurre.
Algo ha sucedido en tu vida. Un cambio, algo inesperado. Ahora ¿es esto algo malo o es bueno?, ¿Es adversidad u oportunidad?. Te tengo una noticia: Eres tú quien lo determina. A través de interpretar lo que te sucede con las creencias que has almacenado. La adversidad se constituye como tal en el momento que tú decides que algo malo ha sucedido.
Si le das automáticamente a lo que te sucede significados como «esto es malo», «es un desastre», «hasta aquí llegó todo», con esos pensamientos estás determinando –y limitando fuertemente– lo que vas a ser capaz de sacar de tus circunstancias. En realidad, en la practica, nunca sabemos si algo es positivo o negativo sino hasta mucho después.
¿Acaso no hay algo que te haya pasado que cuando ocurrió lo viste como una tragedia, pero que hoy eres capaz de mirarlo con desapego? ¿Incluso hasta quizá con una dosis de gratitud? Y tiempo después valoras que gracias a lo sucedido hubo un cambio para bien.
Sí, gratitud. Porque hoy eres más –fuerte, sabio, capaz, seguro de ti mismo, compasivo gracias a ese evento. En cualquier historia, novela o película, el héroe se mide en relación con el tamaño de su oponente. Mientras más grande es el obstáculo, más tiene el héroe que desarrollar y desplegar su potencial –y más interesante y atractiva es la historia.
Lo mismo ocurre con tu vida. Lo que llamamos problemas son oportunidades de crecimiento y fortalecimiento. No estoy negando con esto el hecho de que te impacten y afecten.
Lo que estoy es invitándote a reconocer que el poder para transformar la adversidad en oportunidad comienza cuando decides dejar la puerta abierta a la posibilidad de obtener algo positivo de lo que sucede. Te recuerdo lo que hemos aprendido de la Ley de Atracción: Si piensas que es una tragedia, lo será, si piensas que saldrás adelante fortalecido por lo que estas viviendo, también sucederá. No tienes el poder de cambiar los vientos
No podemos dirigir al viento, ni nadie puede hacer que amanezca,
pero si podemos ajustar las velas y disfrutar cada despertar.
– Stephen Covey
A quién llegara a ser unos de los hombres más ricos del planeta a mediados del siglo XX, W. Clement Stone, se le conocía como un «paranoico a la inversa». ¿Qué es un paranoico? Es una persona que ve amenazas por todos lados. El Sr. Stone era lo contrario: veía oportunidades hasta en las peores circunstancias. Cuando alguien venía y le traía lo que a vista de todos parecía ser una mala noticia, él decía «¡Esto es bueno!».
La gente a su alrededor se preguntaba si había enloquecido. Pero la filosofía de W. Clement Stone era simple: «Esto es bueno. ¿Cómo? Todavía no lo sé. Ahora hay que averiguar cómo es que esto es bueno».
En cierto sentido es la aplicación del principio «inocente hasta que se demuestre lo contrario» a la calidad positiva de las circunstancias. Lo que sucede es lo mejor y como un implacable defensor de la vida te toca ahora buscar cómo rayos es que lo que sucede, realmente, tiene el potencial de beneficiarte.
Sintoniza las oportunidades
Tus preguntas determinan tus respuestas. Si tus preguntas son negativas, tus respuestas tendrán la misma cualidad y reforzarán el problema. Si tus preguntas apuntan a las posibilidades, tu cerebro generará soluciones. Por eso, cuando encuentres obstáculos en tu camino hazte preguntas como las siguientes:
¿Cómo puede ser lo que me sucede una oportunidad?
¿Cuál podría ser la oportunidad detrás de mis circunstancias?
Si lo que me sucede fuese una oportunidad ¿para qué sería?
¿Qué me brinda lo que ocurre?
¿Cómo podrías aprovechar lo que está sucediendo?
¿Qué necesito aprender de lo que estoy pasando?
Puede que la primera vez que te hagas estas preguntas tu mente quede en blanco o incluso salte un pensamiento que niegue la posibilidad de encontrar algo positivo en medio del caos presente, porque hemos vivido la cultura de víctima; sí por desgracia muchos piensan que somos comos barquitos de papel en una fuente a la deriva navegando por donde nos lleve el viento, pensando que la buena suerte es lo mejor que podemos tener. Pero con una nueva conciencia hemos aprendido que somos arquitectos de nuestra vida, tenemos el poder de decisión e intención, generamos con nuestros pensamientos y emociones la energía para atraer a nuestra lo que deseamos y en circunstancias adversas usamos este poder para interpretar los sucesos como oportunidades de cambio; la vida son ciclos, el final de uno solo significa el principio de otro, por lo tal la evolución es posible. Te recuerdo que nada en el Universo es estático, las cosas cambian aún más de lo que podemos imaginar, entonces acepta los cambios en la vida como parte de un proceso de orden Universal.
Por lo anterior te invito que ahora comiences a sentirte no el espectador de tu vida, sino el Director de ella. Persevera. La clave está en la repetición. Hazte las preguntas dos o mil veces hasta que encuentres respuestas que te abran caminos.
Porque siempre, no importa lo que pueda estar sucediendo en tu vida, tú puedes encontrar la semilla escondida de un mejor futuro.
¿Acaso lo que te sucede no es una oportunidad para…
…aprender algo nuevo?
…fortalecerte?
…conectarte con otros?
…encontrar ayuda?
…mostrarte que sí puedes?
…dar el siguiente paso hacia tu éxito?
…perseverar cuando otros «tiran la toalla»?
…enfocarte en lo que es realmente importante?
…reafirmar quién eres y quién quieres ser?
…reconectarte con tu fe?
…desarrollar tu creatividad?
…descubrir capacidades y fortalezas en ti?
…hacer ajustes en tu estrategia?
…aceptar el presente? ¡Para luego transformarlo!
…perdonar?
…desprenderte?
…valorar lo que tienes?
…reflexionar y tomar un nuevo rumbo?
…darte cuenta de cómo necesitas mucho menos de lo que crees?
…renovar tu compromiso?
…expandirte más allá de tu zona de comodidad?
…reírte ahora de lo que pronto pasará?
…iniciar viejos planes?
…dar lo mejor de ti?
Siempre –¡siempre!– en lo que te sucede habita el espacio de al menos una de esas oportunidades.
Las calamidades, los obstáculos, los problemas y los fracasos están para ser vencidos. Y tú comienzas a superarlos en el instante en que decides que, por sobre todo, vas a salir adelante. Este es en esencia el poder de la intención con el cuál afectas tu campo cuántico cambiando la energía con que te relacionas con el Universo. Cuando en vez de simplemente aceptar las circunstancias, también decides ejercer tu responsabilidad para cambiarlas y transformarlas en materia prima para un mejor futuro.
¿Ya tomaste tu decisión?
Dos Fuerzas para Superar tus Retos: ¿Se puede o no se puede? Esa es la pregunta.
¿Puedes o no puedes solventar la crisis?
¿Puedes o no puedes superar tus obstáculos?
¿Eres o no eres capaz de recuperarte del fracaso?
La respuesta siempre, siempre depende de ti. Créemelo que dos personas de mismas características en circunstancias iguales pueden tener resultados diferentes; la actitud hace la diferencia.
Porque si crees que es posible solventar tus problemas y surgir ante tus adversidades, o por lo contrario crees que no es posible, estás en lo cierto. Tú creas tu propia verdad y con esa transitas por la vida, es como que alguien decide usar lentes con vidrios color azul, todo lo vera azul y otra persona decide usar vidrios verdes, todo lo vera verde. Tú decides de qué color quieres ver la vida, metafóricamente hablando. La vida es un eco, regresa lo que envías.
Eres tú, a través de tus creencias –de lo que crees o no crees que es posible, de cuán capaz y poderoso te consideras– quien define si hay la posibilidad de ganar el juego.
¿Cómo vas a ser capaz de lograr la alquimia de tus adversidades?
Puede que aún no tengas claridad sobre los pasos concretos a seguir. Incluso, puede que no tengas ahora ni la menor idea de cómo es que vas a lograr tal acto de magia.
Pero lo esencial –y el primer paso– es abrirle la puerta a la posibilidad de triunfo. Es creer en ti, en que sí es posible, que siempre, siempre hay oportunidades que quizás ahora no ves, pero que no significa que no existan. Y esto lo logras si decides creer en una idea muy sencilla pero fundamental y tremendamente poderosa:
¡Sí es posible!
La capacidad para transformar una crisis en una oportunidad, de convertir un fracaso en la semilla de un éxito futuro, de solucionar lo que hoy se presenta como un problema, de superar esos obstáculos que te separan de lo que quieres, comienza por emplear una de las fuerzas más poderosas que conoce el ser humano: La Fe Activa.
No me refiero a fe religiosa, aun cuando hay personas que aumentan su fuerza para seguir adelante a través de sus creencias en lo teológico.
La fe en cuestión es la decisión deliberada de creer en algo, de apostarle a una realidad futura, cuando todavía no tienes prueba alguna para sustentar tu atrevida declaración.
Si bien suponer que sí es posible no es garantía de éxito ¿te imaginas a alguien queriendo surgir pero pensando de entrada que no es posible?, ¿Te imaginas a un rico con pensamientos de carencia y de pobreza?, ¿te imaginas a una persona saludable hablando de enfermedades?.
Tus palabras son expresiones neurolinguisticas de tu pensamiento, y se convierten de hecho en profecías auto cumplidas. El simple hecho de pensar en que existen alternativas a la dificultad que estas pasando, pone en movimiento energía para atraerlas aunque no las conozcas. El poder de las creencias es fundamental.
No puedes entrar a jugar con una actitud de derrota y pretender ganar. Tienes que asumir un pensamiento ganador… de entrada.
Es aplicar el principio de Santo Tomás a la inversa: creer primero para ver los resultados después. Cree en las posibilidades de superar, solventar y transformar lo que te ocurre.
Cree en tu capacidad para aprender, fortalecerte y perseverar hasta conseguir lo que quieres. Declara tu intención de ganar el juego.
Esa es la base de la fuerza que necesitas poner en acción para avanzar hacia tus metas. Es desde esa fe que vas a ser capaz de hacerte cargo de lo que pueda estar obstaculizando tu camino. Date cuenta que no es una cuestión de si tienes o no tienes fe. Es más bien un asunto de sobre qué está enfocada tu fe.
Porque las personas pesimistas o temerosas tienen fe: en lo negativo, en el cierre de las posibilidades, en un futuro oscuro. Ellas le apuestan a lo peor. Ellas se predisponen a perder, a claudicar, a sucumbir.
¿A qué eliges apostarle tú? ¿Se puede o no se puede?
Obviamente no basta con declarar afirmativamente sobre el futuro. No estoy abogando por una fe ciega ni ingenua, sino por la determinación de creer en las posibilidades de lograr lo que quieres.
El atreverte a pensar que sí es posible no es suficiente, pero es indispensable para progresar. También hay que actuar. Hay que aprender. Hay que ser capaces de generar resultados diferentes. Y para eso existe otra fuerza determinante:
La Perseverancia Inteligente
Maya, mi hija de tres años, ya hace tiempo que sabe caminar y correr –a veces pareciera que demasiado, como cuando me ves corriendo detrás de ella luego de que se me escabulle juguetonamente en una tienda en el centro comercial.
Pero cuando estaba dando sus primeros tumbos para aprender a caminar, seguramente se habrá caído cientos de veces.
¿Cómo es que ella –y tú y yo y el resto de los seres caminantes de este planeta– aprendió a caminar? Con perseverancia. Intentándolo una y otra vez hasta conseguirlo.
Eso sí, perseverancia inteligente. Cada nuevo intento era desde una nueva consciencia acerca de lo que funcionaba y de lo que no había funcionado.
¿Qué hubiera sido de Maya si yo le hubiera dicho –en su tercero o cuarto o décimo intento fallido– «Mi amor, no lo sigas intentando, te vas a hacer daño; te has caído ya tantas veces que creo que definitivamente tú no naciste para eso de caminar»?
Absurdo ¿no cierto? Nadie le dice a su hijo que deje de intentarlo; nadie piensa que, porque no le sale bien a las primeras veces, está destinado a una vida de rodillas rojas y manos sucias de tanto gatear.
Sabemos que la fórmula mágica que hace posible caminar –y cualquier logro significativo en tu vida– se sustenta en una clave: perseverar hasta lograr.
¿Por qué entonces olvidamos este principio de éxito al crecer, cuando nos funcionó también al principio?
¿No será ahora tiempo de recordar el poder de la perseverancia y ponerlo en práctica con mayor deliberación?
En ocasiones «tiramos la toalla» porque creemos que ya lo hemos intentado todo. Mentira. Nunca lo hemos intentado todo. Siempre hay otras formas de intentarlo y quizá de manera más inteligente. El miedo es la fuerza más terrible para dejarte inmóvil mientras consume tu energía.
A veces aflojamos nuestro compromiso porque hemos perdido la conexión con el propósito que alimentó nuestra motivación al principio. Es tiempo, entonces, de renovar el sentido de lo que queremos: el para qué, ese motivo que necesitamos para despertar nuestro entusiasmo e impulsar nuestra acción. Nos pasa que se nos olvida el poder del agua ante la roca: la primera termina moldeando a la segunda pero no por fuerza, sino por perseverancia.
Winston Churchill decía que el esfuerzo continuo, no la fuerza ni la inteligencia, es la clave que permite desatar tu capacidad de éxito. El sexto presidente norteamericano, John Quincy Adams, declaró una vez que… la paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el cual las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen.
Para transformar tus adversidades en oportunidades de avance, recuerda la sabiduría de estas dos frases populares:
La fe mueve montañas.
El que persevera vence.
Enfoca estas dos fuerzas que mueven al mundo hacia la creación de lo que quieres para ti y para los tuyos eso te hará …… ¡Vivir con pasión!
El éxito comienza con la voluntad
– Rudyard Kipling
(Premio Novel de Literatura 1907)
Si piensas que estás vencido, lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar pero no puedes, no lo lograrás.
Si piensas que perderás, ya has perdido, porque en el mundo encontrarás que el éxito comienza con la voluntad del hombre.
Todo está en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido antes de haberse corrido, y muchos cobardes han fracasado, antes de haber su trabajo empezado.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás.
Todo está en el estado mental.
Si piensas que estás aventajado, lo estás.
Tienes que pensar bien para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo, antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte, o el más ligero, porque tarde o temprano, el hombre que gana, es aquél que cree poder hacerlo.